jueves, 8 de noviembre de 2012

CRÓNICA MARATÓN VALENCIA 2011

En esto del facebook un buen amigo preguntó hace poco ¿Cuándo se sabía que se estaba preparado para afrontar una maratón?. Yo le respondí que no se sabía nunca, que en eso consistía el estar zumbao, en que nos apuntamos a todo de forma inconsciente y luego nos forzamos a entrenar para ello y a acabarlo sea como sea. Más razón que un santo, oiga.
Mirando hacia atrás pienso que no debí correr esta maratón de Valencia. No en las condiciones que lo afrontaba. Un mes atrás, en una semimaratón me marqué un tiempazo de 1 hora y 33 minutos. Me encontraba fuerte y corría bien y suelto. Incluso pude apretar un poco más, pero era un test para Valencia. Contento enfilé las dos últimas semanas de preparación. La anulación del Home de Ferro me había dejado un único objetivo de fin de temporada y me veía preparado para bajar de 3:30 en maratón. Estaba entrenando fuerte para ello. Hay un test que recomiendan hacer dos semanas antes de una maratón para determinar tu tiempo objetivo. Se trata de hacer un 6000 al ritmo que piensas llevar, y luego otro 6000 a tope. Luego, dependiendo de la diferencia en min/km, en teoría se sabe si ese ritmo es bueno, fuerte o suave. Yo eso de a tope me lo tomo a pecho así que el primer 6000 perfecto. Con mi garmin con GPS lo clavé en 30 minutos, a una media de 5 min/km. Mi ritmo objetivo. Descanso 2 minutos al trote y otra serie de 6000 a tope. Lo primeros 2 km. “se me pasan” a una media de 3:50. Demasiado alto, y lo se ahora…
En el tercer kilómetro las sensaciones eran buenas, casi excelentes, iba exultante, pero el sóleo izquierdo me pegó un tirón impresionante. Como si me hubieran dado con una piedra en el gemelo y en el tendón de Aquiles. A duras penas acabé ese kilómetro (burro soy), estiramientos pensando en lo tonto que soy y para casa. Desde entonces lo de correr fue una hipótesis. Ningún entrenamiento salvo piscina y elíptica, y aún así me dolía. El fin de semana con el pie hinchado (cosas de la gravedad) como una bota y en alto, nada de entrenos. La semana siguiente me desplazo a Valencia y pienso que estoy recuperando algo, así que correré y, según me vea, paro. Ya, ya.
Vinieron mis tres chicas a animarme, compartimos el piso que la familia de mi mujer tiene en Valencia, con un amigo y compañero de entrenos y su familia. Todo bucólico, pero el pie me dolía algo por la hinchazón y el sóleo se resentía. Un día de compras por Valencia y decidí correr. Si aguanto un día de compras lo aguanto todo, me dije.
El Sábado salí a trotar con mi amigo. Poca cosa, 4 km. a 5 de media. Buenas sensaciones, algo pesado por la carga de hidratos (y cervezas varias), pero bien, el sóleo apenas molestaba y el pie casi no parecía hinchado. Acabé los 4 km con ganas de más, de comenzar la Maratón y a por todas.
Al día siguiente nos levantamos a las 6, desayuno y esas cosas que se hacen por la mañana antes de las pruebas ;-), charla con el amiguete y en Metro a La ciudad de Las Artes y las Ciencias. Al llegar allí un ambiente impresionante. 7000 inscritos en la maratón y otros tantos (o más) en la prueba paralela de 10 kilómetros (la que debí hacer yo). Quedamos con varios amigos que venían también de Ibiza y saludos, risillas nerviosas, chistes que reímos todos sin ganas, últimas aplicaciones generosas de vaselina y a la línea de salida. Bueno, faltaba uno que estaba intentando soltar laste, pero entre 14000 personas era difícil encontrar baño libre, así que dejó un regalo junto a tan emblemáticos edificios valencianos (no sé que pensará Rita Barberá de esto, pero es abono al fin y al cabo).
Entre risas y ánimos llegamos a la salida. Claro, como siempre los últimos. Y ser los últimos de tanta gente es estar muy, muy lejos de los keniatas y de la salida (ya no vamos a poder ganarles otra vez, cachis…). Total, 3 minutos y pico tardamos en pasar por la línea de salida desde que dieron al botón. Nuestros amigos de Sudáfrica debían estar ya entre el km 1 y el 2. difícil cogerles ya así que a hacer nuestra carrera. Pronto nos quedamos sólos los compañeros de fatigas y de entrenos, los dos Franciscos, los trimindundis como nos hacemos llamar. Buen ritmo de 5 y algo y continuamente pasando gente, haciendo requiebros y acelerones. Cómodo iba, por diossssss. El ambiente era increíble. Gente animando a cada paso, grupos musicales cada 3 ó 4 kilómetros, grupos de clowns y uno de pitufos. Genial. Iba disfrutando cada paso y pasando kilómetros sin darme cuenta. Una Speaker, en el km. 18 jaleaba diciendo que “sólo” nos quedaban 24 kms. Y pico. Graciosa la niña. Justo en ese momento empiezan las molestias en el tendón. Molestias que conozco y que son el inicio de un problema aún mayor. Decido bajar el ritmo y le digo a mi amigo que siga, que voy tocado. Responde que no, que espera, pero le digo que no es de fondo, que es mi sóleo querido. Por mi cara lo debe entender porque marcha como un trueno y le pierdo entre tanta cabeza tambaleante. Bajo el ritmo a 5:15, 5:20, pero la molestia sigue ahí. En una curva del km. 19 siento el latigazo al intentar esquivar una alcantarilla. Zas. Intento seguir corriendo pero es imposible. Me duele horrores y eso que he tomado un Ibuprofeno antes de salir para por si. Paro, estiro lo que puedo y suelto mis primeras lagrimillas de rabia e impotencia. No es justo, no me puede estar pasando esto. Siento que mi primera maratón va a ser un fiasco. Poco a poco recompongo el gesto, me envalentono y digo que no va a poder conmigo. Comienzo el trote cochinero y a por la media, luego, ya veremos. Siento dolor pero es soportable, eso si, el ritmo es cercano a 6. Bueno, ahora hay que recuperar y luego, Dios dirá…
Paso la media maratón en 1 hora y 48 minutos. Buen tiempo para lo que estoy sufriendo. Siento amagos repetidos de otra sacudida y dolor al impulsar. Luego, viendo los videos, veo que no corría, que cojeaba a saltos. En el km. 25 hay dos subterráneos con bajada pronunciada y subida. En la subida no puedo impulsar con la pierna izquierda, así que descompongo el gesto e impulso con la derecha y salto con la izquierda. De fondo genial, pero llevo una marcha triste y me pasa hasta el tato. Es triste ver que no estás dónde deberías. Pero me siento feliz por poder seguir. Quiero acabar mi primera Maratón. En el 28 hay dos voluntarios con botes de reflex, aplicando a mansalva. Espero mi turno como buen chico estirando el sóleo y me pegan una buena rociada. Si supieran lo agradecido que les estoy. Noto que poco a poco se mitiga el dolor, por eso y por otro Ibuprofeno que me he tomado y que llevaba también para por si. Vaya, esto funciona, un kilómetro a 5:20, vamos mejorando, o no?. Otra vez trallazo y a andar. Empiezo a andar en el km. 36, justo en la pancarta que es donde me pega el trallazo. Ahora haré lo que un amigo mío llama cacos caminar-correr-caminar. Sé que voy a llegar y eso me alegra pero veo que me estoy castigando demasiado si intento correr mucho. Hay que usar la cabeza, macho, y no para partir nueces. Uso el teléfono que llevo (precavido que es uno, no lo tenia muy claro yo esto, no) y advierto a mi mujer de que llegaré tarde, pero llegaré. Después,eso si, de varias llamadas sin contestación (mucho jaleo en la llegada, donde estaban). Un gracioso me hace una foto de cerca, hablando por el móvil y andando y le digo “luego la titulas avisando a la grúa” se ríe y me pide mi correo, pero no estoy yo para hacer amigos y seguro no quiero volver a ver esa foto. Le explico a mi costilla que el sóleo me la ha vuelto a fastidiar pero que voy bien que llegaré en unos quince minutos ¡¡para 2 km. y poco que me quedaban!!. Bueno, me veo bien y decido correr algo más. Pip, error otra vez, no te animes macho que el sóleo se queja. Decido ir al trote cochinero porque ya hay mucho público y no quiero defraudar a mis chicas cuando me vean llega a meta. Que no me ven, me he adelantado un poco sobre el tiempo que les he dicho y deben haberse despistado. Mi mujer me dijo más o menos dónde estaban pero, o yo no entendí bien (en mis condiciones es comprensible) o ella no se explicó (con dos fieras y entre el barullo también es comprensible). Nada más acabar se me saltan otras lágrimas, esta vez de emoción. Medalla de finisher, bolsa con recuerdos y una malla de naranjas (riquísimas). Estiro un poco y miro a ver si encuentro a los ibicencos, que deben haber llegado como hace cuarenta minutos o más. Pero no encuentro a ninguno (luego me entereré que han encontrado un puesto de cervezas gratis y están dándose un gustazo). Voy al encuentro de mi señora y nos fundimos en un abrazo y besazo. Ahora si que tengo mi recompensa. Y luego una cervecita que me trae Francisco. Ahora soy feliz. Eso si, él estaba los días siguientes, en las visitas al Oceanográfic y a los Centros Comerciales, andando como Robocop, y yo, salvo mi cojera, muscularmente muy bien y entero. Es lo que tiene no forzar. Ahora, eso si, el pie se me ha vuelto a hinchar, se ha puesto morado y de todos los colores, así que imagino que tengo un buen estropicio por esa pierna. Pero ahora toca descansar y recuperar. Hoy fiesta y ahora 3 horillas de bici (no tengo remedio…).


Un final feliz, y no contaba con ello a mitad de maratón.

martes, 30 de octubre de 2012

CRÓNICA IBIZA ULTRA TEAM 2012. NATACIÓN.

Un fin de Semana Idílico. La Ibiza Ultra Team ha resultado ser un evento especial, muy bien organizado y en el que han cuidado todos los detalles. Además, dejamos a nuestras dos niñas con sus abuelos dos noches (por primera vez en sus y en nuestras vidas a pesar que ya tienen 6 y 2 años…) y nos lo tomamos como un fin de semana de novios. Una gozada en todos los aspectos.

El viernes por la tarde voy con mi cheerleader personal a la recogida de dorsales, briefing y pasta party. Nos ponen a los dos una pulsera de esas de todo incluído y cenamos de lujo mientras asistíamos a la explicación de la organización. Me puse morao de pasta, que sabía que al día siguiente me haría falta. Y una cervecita que también viene siempre bien (lástima me dio esa barra libre de cervezas desperdiciadas, si me pilla otro día o en otra época les arruino…). Encuentro con varios amigos, ánimos varios y a casita que mañana hay que madrugar. Un antiguo compañero de entrenos piscineros me dice que vayamos juntos, que está un poco acongojao y que el resto tienen mucho nivel. Acepto encantado aunque sé que ahora está haciendo progresos en un curso de mejora de estilo y que es fácil que ni lo vea.

Qué triste está la casa sin las niñas. No recordábamos ninguno de los dos esa sensación.

Al día siguiente madrugón para desayunar fuerte (con lo que a mí me cuesta eso), preparo café y tostadas para mi costilla y la levanto con suavidad. Pocos nervios y es que me voy acostumbrando a esto, dormí como un tronco (lo habitual), recojo todo lo necesario y a Sa Caleta.

Cambiaron el sitio de salida, por problemas con un barco que embarrancó en Es Freus no pudimos hacer la travesía en Formentera. Pero yo lo prefiero. Primero porque en Sa Caleta comenzó, va a hacer ya 17 años, mi historia con mi costilla y a dia de hoy sigo pensando que es lo mejor que me ha ocurrido y ocurrirá en la vida. Es una cala especial, lo veréis en las fotos que cuelgo. Segundo porque es mi lugar de entreno habitual en aguas abiertas. Pocas corrientes, buen resguardo y fondos preciosos.

Lo que ya no me hizo tanta gracia es que en el Briefing informaran que, por motivos de seguridad, teníamos que entrar más en la ensenada de Salinas, por lo que la travesía pasaba a tener 11,500 km. Si yo ya pensaba que la distancia de 10,800 era mucho, esos 700 más podían pasar factura. Pero a lo hecho pecho.

Llegamos a la Cala y disfruto de los momentos previos rodeado de amigos. Me hago una foto con Kiko Hervás, que será Olímpico en 10km. En Londres y que es 4º del mundo en 25 km. Un mákina y buen tío, que se extraña cuando pido hacerme una foto con él. El mediático es Meca, pero yo admiro a este chaval. Verle nadar es un lujo y al verle en persona lo entendí. Es pequeño y delgado, pero con una espalda tipo Morsa. Me reí yo sólo imaginando que iría por encima del agua, tipo esos lagartos de los documentales del National Geografic que corren por encima del agua ayudados por su cola.

Nos untamos bien de vaselina. Constato que hay muchos nervios. Un buen amigo se deja el neopreno, chip y gorro en casa. Todo vamos, que vino con lo puesto. Su hermano se marcha raudo a por el pack, pero él duda si tendrá tiempo. Al final la organización tuvo el detalle de esperar por él. Salimos un poco más tarde pero a nadie le importó. Buen ambiente general.


Veo muchos nadadores, nadadores. Yo me entiendo, estoy acostumbrado a nadar con triatletas y soy del pelotón de cabeza a pesar que he perdido mucha chispa por compaginar entrenos de las tres disciplinas. Pero estos no, estos eran nadadores, de importantes clubes de natación. Y gente muy joven. Imaginé que los de mi quinta estaban todos en la media, la que recorrería 4,8 km. Ya me veía a mi mismo luchando por las últimas plazas.


Cap problema, pero la honrilla no te deja. Mi amiguete me sigue los pasos pensando seguro que soy una buena referencia. Último saludo a mi señora y a una amiga suya que nos saludan desde lo alto del cortado que delimita la cala. Tengo una suerte…


Dan la salida y constato lo que he podido comprobar en otras pruebas. La juventud da la precipitación y energía. Pero la veteranía da la calma y la resistencia. Repito, ya lo he visto muchas veces. La gente salió como si se tratara de un 1500. A revientamotor. Me quedé un poco pasmado al mirar atrás para localizar a mi amigo y ver si me seguía y comprobar que ahí estaba. ¡¡¡ El y otros 3 o 4 nadadores, de casi 150!!!. Joer, que voy en el top ten de la cola!!!!!.

Me conozco las referencias de la zona y veo que muchos nadadores se apartan de la trayectoria buena. Peor para ellos, yo a lo mío. Así que me dirijo sólo a buscar la primera boya. Se me acerca un kayac y me dice que voy desviado, que siga el río de nadadores. Miro bien (mi ceguera no me ayuda mucho) y veo que las boya no siguen la trayectoria recta, sino que hacen un trazado semicircular adentrándonos en la ensenada. Fallo mío. Rectifico y marcho con los otros nadadores. Unos metrillos de más, no pasa nada, acabamos de empezar.

Cuando contacto con el resto de nadadores, sería el primer km más o menos, compruebo lo que sospechaba, muchos han bajado ya el pistón y me coloco con unos 20 gorrillos amarillos detrás. Mi amigo hace tiempo que no lo veo, pero es que ahora, con tanta gente, es más difícil. Pienso para mí que el que me tiene que seguir es él, así que dejo de preocuparme y voy a lo mío. Paso nadadores con facilidad y no encuentro mi grupo hasta casi el primer avituallamiento, en el km. 3. Sospecho que estaré ya entre los 80 primeros. Mucho más delante de lo que esperaba al ver los nadadores que había en la travesía. Muchos de mis compañeros de fatigas paran en el avituallamiento. Yo esperaré al siguiente, en el km 5,800, justo en mitad de la travesía. Pero deben estar poco tiempo, algo de isotónico y agua, porque unos 500 metros más adelante ya veo neoprenos conocidos otra vez.

Al llegar al final de esta primera parte, justo en el cruce de Cap des Falcó, lo que antes era una piscina se convierte en un Jacuzzi. Mucha mar de fondo y corriente. Un sube y baja tremendo que se cobra algunas bajas. Es difícil nadar aquí y compruebo, para mi disgusto, que no avanzo demasiado. Aunque es un mal que nos ocurre a todos los que vamos en un grupillo de unos 8 nadadores. E imagino que a todos los que han pasado o pasarán por el lugar (menos a Kiko Hervás, cómo va por encima…).

Unos 800 metros durísimos que desembocan en la ensenada de Salinas y en el segundo avituallamiento. Km. 5,800. Ahí si me paro, tomo un gel, dos plátanos y bebo todo lo que puedo (también desbebo, que gustito y que calentita, decir que el agua estaba a unos 16 grados y se notaba un poco de frío). Un amigo que sigue la competición desde una barca de apoyo me pregunta cómo voy y le digo que genial salvo el último tramo, que me ha costado horrores, además he tenido que tirar del grupillo y eso casca aún más. Llevaba la hilera de nadadores detrás y no tenía referencias, por lo que dimos algunos bandazos. Recogemos algunas unidades en el avituallamiento y me lo tomo con calma. Mi amigo llega poco después con mala cara, bastante pálido y me dice que está un poco mareado y que le cuesta nadar. Mal presagio, le doy los ánimos que puedo y le digo que ahora es ya cuesta abajo, a descontar kms.

Partimos hacia el siguiente paso complicado, en Es Freus, la Torres de Ses Portes, cruzando todo el Parque Natural de Ses Salines. Una gozada, espero veros a alguno de vosotros el año que viene en este reto. Yo repetiré seguro. Ahora el agua ya no es tan profunda. Me estaba empezando a cansar del Gran Azul. Ya veo fondo y fauna y así todo es más llevadero. También veo alguna medusa suelta, un mal presagio. Pero nado bien, fluido, para llevar ya más de 7 kms. Voy dejando unidades a las que alcanzo. Lo dicho, gente joven que está en reserva. Esto de combinar entrenos de tres disciplinas me da un punto bueno de resistencia. Y sobre todo, de coco. Voy cazando gorrillos y eso anima. Así llego al tercer avituallamiento y me paro también. Veo que mis compañeros de fatigas siguen adelante, pero yo tenía mi previsión y no quiero salirme. Me conozco bien y se que si no meto calorías me pega la pájara seguro. Otro gel, este ya con cafeína para el último tramo, dos trozos de naranja, dos de plátano, isotónico y mucho agua. Justo cuando me voy a marchar llega otro grupete, no veo a Antonio, mi amiguete. Mal presagio, bueno ya veremos.
Marcho con otro nadador hacia el paso de Ses Portes. Complicadísimo por la mala mar, km. 9. Mucha corriente en contra que no te deja avanzar. El mar es un hervidero de algas y no ves bien ni el fondo, pero compruebas que sube y baja demasiado y demasiado rápido. Ya voy cascado de brazos y esto no ayuda nada. No me muevo casi del lugar, cada metro es conquistado con sangre y sudor. Miro a mi derecha y veo pasar dos nadadores bastante rápido. Me quedo petrificado. ¿Cómo es posible?. Giro hacia ellos y veo que allí apenas hay corriente en contra, me uno al grupillo y sorteamos como podemos los bajos fondos. Pero estoy cascao y, en cuanto salimos de la zona, me quedo descolgado. No puedo impulsar mucho, voy cansado de hombros, así que me relajo y disfruto. Todo Es Cavallet con corriente en contra hasta la llegada. Corriente en contra y medusas, muchas medusas y de las malas.

Como soy sufridor nato no quiero dejar pasar la ocasión y, cuando estoy esquivando una que me venía de frente, giro a la derecha y le pego un manotazo a otra. Ostras cómo pica, me había olvidado desde la última del año pasado. A partir de ahí mucho cuidado no me piquen en la cara, que también soy experto. Dando bandazos. Recordando Formentera el último año, seguro que mi Brother, Manolo y Amparo saben de qué hablo. El cuello dolorido de mirar tan hacia delante y muchas brazadas de waterpolista con la cara fuera.

Pero la carpa de llegada se acercaba, poco a poco pero inexorablemente. Ya empezaba a disfrutar la llegada, y ver allí a mi señora, dando sus saltitos. Reto superado. Intento salir del agua pero estas tres horas y 19 minutos me hacen perder un poco el equilibrio, además la salida es cuesta arriba en una duna por la que te ayudan a subir. Madre mía si tuviera que coger la bici ahora!!!!!!!!.

Veo a mi costilla, estoy pletórico y paso el control del chip en la posición 59. Para mi es un petardazo viendo el nivel que había. Estoy muy contento.

Comentamos la jugada con los amigos que eran y con otros que lo serán a partir de ahora. Esto es lo mejor de todo. Es como el chiste de la isla desierta a la que llegan tras naufragar un tío y Claudia Schiffer (de mis tiempos, si). Al final el tío se hace un muñeco y nada más acabarlo le dice ¿¿¿Tronco, a qué no sabes a quién me estoy tirando????. Pues eso, que hacerlo y no comentarlo es tontería. Es como estas crónicas. Sirven para revivir mejor que nada cada momento del reto. Disfruto escribiéndolas.


Preocupado por la llegada de mi amigo pregunto y me dicen que se ha retirado vomitando. Hoy en clasificación veo que son varios los conocidos que se han retirado y es que la cosa estaba jodidilla.

Por la noche cena en Pachá y entrega de premios. Esta es una competición por equipos, en la que prima eso. Yo hice equipo con dos amigos de Ibiza pero no esperábamos ganar nada. Sorprendidos vimos que nos daban el segundo premio por equipos. Estaba cenando con los amigos en una mesa y salté sobresaltado. No estoy acostumbrado. Al final foto con los políticos de turno y medalla al canto.


Una velada especial que acabamos pronto, sobre las dos y pico de la madrugada, cansados.
Ahora a preparar el Quadriatlón del próximo sábado. Ayer domingo dos horitas y pico de MTB (estamos locos).
Y eso, ya sabéis vosotros a quién le dedico esta travesía. Y él cuando lo lea lo sabrá. Y cuando pueda volver a disfrutar de travesías con su pistón bien engrasado y reparado espero nos las cuente. Un abrazo amigo.

martes, 23 de octubre de 2012

CRÓNICA TRIATLÓN ICAN 2012. JODIDO PERO CONTENTO.

Jodido pero contento, es la sensación cuando ya han pasado 3 semanas desde mi participación en el ICAN Mallorquín.
Jodido porque no pude estrenarme en la distancia IRONMAN como era mi deseo. Había entrenado mucho y bien para ello y me encontraba fuerte y con ganas. Había acumulado durante el año: 294 km. de natación, 5323 km. de bici y 1390 km. a pie. Amén de las horas de gimnasio. Total, según Garmin Connect (que es un lujazo para planificar y ver los progresos y totales) este año llevaba 422:45:16 h:m:s de entreno.
Los últimos entrenos me habían dado la confianza necesaria para afrontar el reto con ilusión. Incluso me habían respetado las lesiones por primera vez. Pero todo se fue al traste cuando nos  eliminaron la natación porque el mar estaba imposible. Bueno, de eso doy fe porque entré a probarla aún de noche y casi no salgo (y mira que he nadado con mala mar). Se iba al traste mi sector fuerte. Además, según reglamento, hay que hacer un duatlón si se cancela la natación. Un duatlón de larga distancia era algo para lo que no estaba preparado. Mi fuerte no es correr, y menos por dos veces, una primera 10 km. Y la otra 42,195. Una locura. Me puse a calentar y me dijeron que habían eliminado la distancia full y que correríamos todos la half porque no podían garantizar nuestra seguridad tanto tiempo por las inclemencias meteorológicas (era un día de perros). Pero creo que se equivocaron y jugaron con las ilusiones de muchos triatletas que habíamos ido allí a correr un triatlón de larga. Al final casi 12 km. run, 90 bici y 21 km. run que me supieron a poco. Me han chafado mi estreno y por eso estoy jodido.
Contento por las buenas sensaciones que tuve durante toda la carrera. Y eso que el duatlón me cascó bien las piernas y que el recorrido era rompepiernas puro con repechos largos y alguno duro en bici y un continuo sube y baja en la carrera a pie. Estaba fuerte, lástima.
Por lo demás todo genial. Viajé con mis chicas, mis cheerleaders, y nos alojamos en un apartamento muy coquetón, junto a una piscina que casi no pudimos utilizar por las inclemencias meteorológicas. El apartamento tenía incluso bañera de hidromasaje, en la que me sumergí casi una hora tras la prueba y que me dejó totalmente relajado.
Como en las última ocasiones coincidí con varios amigos y triatletas en el barco y luego en los diferentes actos preparados por la organización. Es la situación, para mi, ideal. Rodeado de mis chicas y del ambiente del triatlón por partes iguales.
El día anterior a la prueba salgo a rodar con la bici con mis compañeros de fatigas por el circuíto y comprobamos que eso de rodador era pura fábula. Buenos desniveles y una cuesta sobre la que no nos pusimos de acuerdo si había que subir o no y que tenía un desnivel muy elevado y una buena longitud para cascar las piernas a más de uno. Circuíto ratonero de constantes sube y bajas y sin apenas rectas en las que descansar. Al final serían casi 750 metros de desnivel acumulado cada vuelta de 45 km lo que daba un total de 3000 m en los 180. Mucho más desnivel del publicitado, no sé cómo lo midieron porque nuestros GPS no engañan. Además todo curvas. Mis previsiones de tiempos de paso se van al garete pero hemos venido a disfrutar y, seguro, estaremos entretenidos en el sector de bici.

Pero el tiempo estaba muy alterado, y la previsión para el día “D” no era muy alagüeña. En el briefing nos comentaron que, pese a que la temperatura del agua no permitía el uso del neopreno, era posible que nos lo dejasen utilizar por seguridad. Mala noticia, el estado del mar era visiblemente malo y estaba previsto que fuera a peor. Nado bien con mala mar, me da algo de ventaja. El problema era que anulasen el sector, el único en el que salgo bien situado. Algún participante comentó que el tema de dejarnos el neopreno era porque, tal y como estaba el mar, si tenían que rescatar cuerpos era más fácil con neopreno porque flotamos. Sin neopreno los cadáveres se van al fondo hasta que pasa un tiempo. Y lo decía todo serio.
Cena en la pasta party con la familia y los amigos y a la cama prontito.
Suelo dormir bien las noches antes de las carreras, poco pero bien ya que hay que madrugar mucho. Pero madrugar no es problema para alguien que, como yo, se levanta habitualmente antes de la 6 de la mañana entre semana y a las 7 y media los fines de semana. Al despertar me dirijo aún zombi a la terraza y compruebo con tristeza que el viento era muy fuerte y racheado y que llovía con ganas. Desayuno lo que me entra, me cojo el impermeable y un paraguas y a la zona de salida que está a unos 20 minutos andando. Al salir del apartamento veo a otro “loco” que, como yo, va a esa zona y que va a coger un coche. Le pregunto si va para allá y me dice que viene conmigo y que no cogerá el coche porque le será difícil aparcar. Vamos charlando todo el camino lo que hace que sea más ameno. Al pasar por la zona de playa oímos desolados el estruendo que forman las olas al romper en la playa. Aún es de noche y no se ve, pero no es buen presagio. El también va hacer el full y el agua no es su fuerte así que comenta que si suprimen el sector por él encantado. Yo le digo que a mi me hacen la pascua y ríe mirando al cielo comentando “nunca llueve a gusto de todos”. Da gusto compartir momentos con gente así, un veterano +50 (no me confiesa su edad real, pero me saca una buena decena de años). Llegamos a la zona de transición, y nos despedimos deseándonos suerte. Luego, entre el barullo, no volveremos a vernos.

Comentan por megafonía que dado el estado del mar se permitía el neopreno, así que me lo enfundo y, aún de noche, voy al agua a probar cómo estaba. Entro con un asturiano que me comenta que no es para tanto, que está acostumbrado a la mala mar. Hacemos varias bromas y nos adentramos entre las olas que nos chocan con fuerza. Es de noche cerrada y no se ve apenas nada. “Tamos locos” grito y nadamos un poco hasta constatar que las olas rompen no sólo en la línea de playa, sino mucho más adentro y que el oleaje hacía inviable nadar dos metros seguidos. Me grita que se sale y le sigo de cerca. Una ola nos hace chocar y nos separamos. Una fuerte resaca hace casi imposible volver a la costa y las olas te sorprenden demasiado a menudo, tragando mucha agua salada. Cuando logro pisar tierra decido que es imposible nadar ahí, opinión compartida por los pocos osados que nos hemos adentrado en ese mar. Para los pocos “locos” que lo hemos intentado. Al salir veo a varios amigos de Ibiza y les comento que es imposible nadar así. Esperamos pacientemente la decisión de la organización viendo, con las primeras luces del día, que estábamos en lo cierto. Antes de que comenten la decisión ya lo tenemos claro y nos marchamos a cambiarnos para hacer un duatlón. Somos de los primeros en hacerlo y al poco tiempo dan la noticia de que se suprime la parte de natación y que los del full y el half haremos 10 km de carrera en el primer sector, y los del 57 harán 7 kilómetros. Estoy jodido porque se ha aguado mi primera participación en un triatlón de distancia Ironman. Además, el reto va a ser más jodido de lo que pensaba. Correr 10 km, hacer 180 de bici en ese circuíto rompepiernas con la lluvia incesante y el fuerte viento que nos azotaba, para acabar con una maratón. Todo eso estaba por encima de lo esperado pero valor y al toro y me pongo a calentar con los amigos. Deberíamos haber salido a las 07:30 pero la organización estuvo muy lenta en la toma de decisiones, a pesar de que la previsión era encontrarnos lo que nos encontramos.
Eran ya las 08:30 cuando nos dicen que saldríamos a las 09:00 horas. Pero ahí vino el mazazo. Un oficial viene preguntando por participantes del full y me da la noticia. La distancia full había sido suprimida por seguridad y todos haríamos la half. Esto supone hacer 10km, 90 de bici y luego una media maratón. Se me viene el alma al suelo y me pillo un cabreo que me hace plantearme, incluso, el tomar la salida. Yo no he entrenado todo un año para esto, yo no he pagado esto ni quiero esto. Como un zombie, me dirijo a la zona de salida donde nos tienen otra media hora esperando no se sabe qué. Con frío, mojados y pensando en para qué habíamos calentado para estar media hora parados allí sin que nadie nos dijera qué pasaba. Nuevamente me planteo no salir. Como lo hizo buena parte (creo que casi un 35%) de los que nos habíamos presentado al Check-in de bicicletas el día anterior. Cada momento veíamos cómo algunos triatletas cabreados se marchaban entre quejas airadas a la organización. Pero al final triunfa en tu cabeza el “ya que estoy aquí…” y tomas la salida casi a las 09:30 horas, dos horas después de lo previsto. Eso si, el ánimo por los suelos y eso se nota.

Comienzo a correr frío, despacio, de los últimos. El circuito está muy mojado y en el adoquinado hay que tener cuidado con los resbalones. Además son continuas las subidas y bajadas y los cambios de dirección y eso quema las piernas. El resto de ibicencos me abandona a ritmos muy superiores al mío. Al final fueron casi 12 km que hice en unos 54 minutos. Buen tiempo dadas las circunstancias. Me siento bien y las piernas van.
Cojo la bici con calma y me dirijo a las primeras rampas.
El duatlón no es lo mío y lo compruebo en los primeros kilómetros. Las piernas no van, voy flojo y cuando me subo de pie noto algún amago de calambre que me hace bajar. Aún así en los primeros kilómetros paso bastante gente.
Es curioso, cuando el triatlón empieza de forma lógica, es decir nadando, paso gente en los primeros momentos pero luego me sobrepasan muchos más y a ritmos muy superiores al mío. Clara muestra de que no salgo con mi grupo de referencia. Nadando salgo bien situado. Corriendo… pues no. Paso bastante gente muy atrancada. Hay que tener cuidado con el asfalto mojado. En una cuesta fuerte, hago una curva y, subiendo, la bici patina. Ostras cómo debe ser bajando!. Cuidadín cuidadín. Corono la primera subida larga y me tiro hacia abajo con buen ritmo. Hasta que llego a la subida de marras que habíamos visto el día anterior. Dura, dura y larga, larga. En esa subida noto amagos de rampas en los isquios de ambas piernas y bajo el ritmo. Me había emocionado pasando gente incluso en la subida. A partir de ahí tranquilito y muy cargado de piernas. Bebo lo que puedo pero la comida no me entra. En la primera vuelta de 45 km empiezo a tener rampas en los cuádriceps. Así que aflojo y a mirar el paisaje. Disfruto encima de la bici, es como un entreno largo, el tema de haber suprimido la distancia full me ha dejado sin objetivo y casi sin motivación. Pero también sin presión y eso me hace disfrutar aún más. A pesar de la lluvia, del viento y de un par de sustos, de los repechos y de las continuas curvas ciegas. A pesar de los pesares disfruto y por un buen tiempo me olvido de que debía estar disputando el full.
Se me van las rampas (a ese ritmo, normal…). Me gusta esto. He encontrado mi sitio en el deporte. Un poco tarde, pasados los 40, pero nunca es tarde. Estoy más en forma que nunca y disfruto como nunca. En mi abstracción no me doy cuenta que llega otra vez la rampa maldita. Subo con el 23 y a los 100 metros me pega un trallazo el isquio izquierdo. Tengo que bajarme de la bici y recuperar como puedo. Un corredor veterano que subía andando la cuesta me echa una mano y me ayuda a sostenerme en pie (no era fácil en la cuesta con esa pendiente y con las botas de ciclismo). Me da sabios consejos y me echa agua fresca de un bidón que yo había cogido hace poco en un avituallamiento. Incluso me masajea la pierna. Un crack al que le estoy muy agradecido. Cuando logro recuperar un poco subo andando con la bici lo que me queda de cuesta y me subo de nuevo a mi flaca. Voy dolorido, ha sido una rampa bestial, hay que estirar sobre la bici y no forzar.



















Vuelvo a la realidad y a sufrir encima de la bici unos 10 kilómetros, hasta que todo se regulariza y paso a varios de los triatletas que me pasaron durante esos momentos de debilidad. Vuelvo a estar bien, fuerte y disfrutando pero acabo la bici.

                      En la T2 coincido con un mallorquín que se estrenaba en un MD. Comentamos lo dura que había sido la bici y que ahora ya era cuestión de acabar. Le veo estresado y le digo que no hay prisa, me lo tomo con calma e incluso marcho al servicio químico a dejar un “regalito” que llevaba tiempo gestando. Todo esto andando. Lo que he dicho, sin presión y disfrutando. Se me ve en las fotos que me hicieron tanto por parte del personal la organización como las que me hicieron mis chicas. Voy feliz y contento, sonriendo y hablando con todo el mundo.

 Ya me han jodido bien entre las inclemencias meteorológicas y la organización. Pero ahora toca disfrutar. Empiezo a correr a buen ritmo y sin amago de mis problemas musculares anteriores. Paso muchos corredores. Algunos ya andan en la primera vuelta. Increíble, yo, pasando triatletas en la carrera a pie. Veo a mis chicas y me paro a dar y recibir besos y a comentar la jugada.

Hay que decir que le dije a mi costilla que no hacía falta que viniera hasta que comenzase a correr dado que no iba a poder verme y controlar a las dos fierecillas todo ese tiempo es complicado. Pero ella no sabía que habían acortado las distancias. No me dejaron coger la bolsa del guardarropa cuando me enteré de la reducción. Quería llamar por teléfono y decírselo pero fue imposible. Busqué también a un amigo que estaba de oficial pero no lo encontré.
Pero en mi primer paso por la zona de transición vi a mis chicas. Subidón subidón, así que me paré a comentarles lo ocurrido y a dar y recibir besos. Cosa que hice cada vez que las veía, sin presión, estaba claro. Disfruté de la carrera a pie.




 Charlaba con otros participantes, con los voluntarios, con el público. Le comenté a mi costilla después que me llama la atención lo que me abro en competición, parezco mi hermano Carlos. Iba feliz y contento y muy cómodo. Había entrenado para una maratón y 21 kilómetros se me antojaban poco. Y así fue. Sin darme cuenta llegué a la tercera vuelta del circuito de 7 km y poco antes de la línea de meta alcancé al mallorquín con el que había coincidido en la T2. Le dije “¿a que no duele tanto desvirgarse?” y hablamos durante los últimos metros de las sensaciones y emociones de la llegada. Nos reímos cuando me comentó que tenía la piel de gallina y le mostré mis brazos con los pelos como escarpias. Cuando enfilamos la recta de meta le dije que se adelantase y que disfrutase y llorase sin complejos, que yo haría lo mismo. Se quedó en la misma línea de meta posando para la foto unos interminables segundos, así que pasé a su lado bromeando.




 Besos de mis chicas, medallón y camiseta finisher y a la zona de avituallamiento. Juro que en esos momentos se me había olvidado que yo no había venido a correr un duatlón de media distancia. Era feliz. Y más cuando mi señora, muy atenta, me advirtió que había cerveza.




De vuelta al apartamento me sumerjo en la bañera de hidromasaje y ahí me viene el bajón. Pienso que aún debería estar corriendo mi primer IM y me vengo un poco abajo. Pero se me pasa al salir del baño y ver a mis chicas retozando por el apartamento. Soy feliz de nuevo. Otra vez será.
Disfrutamos el resto de la estancia.
De vuelta en casa paso unos días algo decaído. Imagino que sería el bajón lógico post competición. No me apetece entrenar para la maratón de Valencia. Mucha caña y no me quedan ganas para ello. Ya teníamos todo previsto para ir mi mujer y yo y dejar a las niñas con sus abuelos. Pero no me apetece, llevo un año cargado de competiciones. Muchos duatlones, carreras, el Quadriatlón, la Ultra Team, el Irontrimallorca. Y no he descansado. Me digo a mi mismo que ya es el momento de acabar la temporada y lo decido pasados unos días en los que veo que, efectivamente no me apetece entrenar duro. Hago salidas suaves y nado, sobre todo nado. Es lo que más me apetece.
Pero bueno, todo pasa, y ya estoy preparando la media maratón de montaña que tenemos en Ibiza el 4 de noviembre. Me apetece y lo que queda del año voy a hacer lo que me apetezca.
Eso si, el año que viene vuelvo a la carga. Ya tengo en el horizonte la maratón de Sevilla, el Challenge de Calella, Barcelona (Otro IM, no vuelvo a repetir el ICAN), la Ultra Team, y algún MD. En el camino haré todas las carreras, travesías, duatlones y triatlones que se organicen en mi isla. Ya he cargado pilas. Un parón es necesario.

sábado, 13 de octubre de 2012

CRÓNICA TRIATLÓN: HOME DE FERRO 2010

"CRÓNICA ESCRITA AL DÍA SIGUIENTE DE MI PARTICIPACIÓN EN EL HOME DE FERRO DE 2010"

Buenos días desde la isla de viento.
Lo primero gracias a todos por los ánimos. Semos grandes.
Intentaré hacer una crónica más o menos detallada de lo que pasé ayer, si puedo, aunque muchos detalles ya se me escapan y es que 9 horas y 24 minutos dan para mucho. He reído, he sufrido, he llorado. De todo. Un gozo doloroso pero una experiencia inolvidable.
¡¡¡¡¡ SOY DE FERROOOOOOOOOOOOO!!!!!.

Estoy encantado, nunca antes había participado en un triatlón sprint, ni en un olímpico, ni en un medio Ironman. En nada, vamos. Y afrontar así un Home de Ferro es difícil. Además mis problemas con el gemelo y soleo izquierdos que no me han permitido entrenar como quisiera la parte pedestre de la prueba, no me lo ponían nada fácil.
Pero bueno, ánimo, valor y al toro.
El día amanecía con fuete viento, rachas endemoniadas de más de 60 km., lluvia racheada (de esa que Forest Gump definía como "lueve de lado") y una mar (mecachis en la mar) que hacía presagiar lo peor. Debo ser sincero y decir que a mí el mar me da respeto, pero no miedo. He entrenado mucho en mar y he hecho travesías mucho más largas con peor mar. Estoy, se puede decir, acostumbrado e incluso me gusta porque parece que mi forma de nadar me dá algo de ventaja en esas condiciones.

Pero estábamos todos blancos y hubo muchos abandonos antes de comenzar la prueba.
No era para menos, con todo lo que teníamos por delante ver el día que ibamos a sufrir y las condiciones meteorológicas peor posible. El mar estaba bien para hacer surf, pero para nadar era como chocarse con las olas. Imaginad 4 km. así. 3 vueltas a un circuíto de 1350 metros (algo más de 4 km. en total) de forma triangular con dos boyas amarillas en cada arista del triángulo. Pie a tierra en cada vuelta pasando bajo un arco y otra vez al mar. Estaban preparadas dos vueltas de 2 km. pero la mala mar hizo que cambiaran el recorrido hasta en tres ocasiones.
Hicieron tres grupos, uno los élite, otro grupos de edad y el último los Open, así que salimos 10 minutos después de los élite y 5 tras los grupos de edad. Objetivo, ir cazando gorros amarillos de los Grupos de edad y si se podía algún élite, con sus gorrillos verdes. El agua helada y yo con el neopreno corto pasé algo de frío;  bajo un fuerte chaparrón, salida y al toro. Salgo a revientamotor y pronto nos quedamos solo dos Open en cabeza. En el primer largo hay dos bollas amarillas que no se ven, pero he tomado referencias de una islilla y para allá que vamos, yo en cabeza y el otro tocando cada dos por tres mis pies inmoviles. Al poco empezamos a pasar gorros amarillos y eso anima. Pillo un grupo nutrido pero van demasiado despacio para resguardarme allí, así que pasada lateral y el otro open conmigo, esta vez al lado con sonrisilla confidente de “me toca tirar amiguete”. Y como tiraba el tio, me costaba seguirlo y pataleaba como un fueraborda, con lo que tragaba más agua del esperado. Consigo ponerme a su altura y así enfilamos el segundo sector. Pero una ola fuerte me hace tragar mucha agua, arcada y parón. Cuando consigo recuperarme ya no veo a mi amiguete open ni las boyas de referencia así que a subir olas y a mirar (mi miopía no me ayuda mucho en esas condiciones) Veo una boya y pallá vamos, aquí pega mas mar y no es fácil coordinar los movimientos. Espero otra boya pero no llega, y al rato de mirar veo que me debo haber desviado mucho de la trayectoria porque hay gorros amarillos nadando por detrás y en perpendicular hacia donde yo voy. Así que a su caza, llego y les paso y ahora veo el arco de llegada y otra boya. Vamos para allá.
Voy pasando gente y llego bajo el arco.


Vuelta y otra vez al agua. Me canta un amigo que voy seguno de Open (eso ya lo sé, donde está el otro, grito) y me dicen que unos 100 metros por delante. Ahora mis referencias de la islilla, y otra vez a revientamotor, que he perdido mucho tiempo y aquí el mar está menos mal. Veo acercarse a mi amiguete así que contento. En el vértice veo que en la vuelta anterior debí pasar una boya sin darme cuenta mientras tenía el percance con el trago salado y por eso buscaba la segunda boya de esa arista. Debí hacer unos 100 o 150 metros de más en ese sector y eso me pasaría factura. Consigo pillar a mi amigo, pero he forzado mucho la máquina y consigo llevar su ritmo sólo una par de minutos. Luego decido ir al mío porque de lo contrario sería hipotecar las nueve horas que debían quedarme de carrera, y no era plan. Voy pasando gorros amarillos y animado por mis amigos doy la segunda vuelta de las tres que componían el circuito.

En la última antes de entrar en el agua veo a mi amiguete de penurias unos 100 metros por delante. Me alegro por él pero yo ahora no estoy para bromas y me dedico a reservar un poco, nado fluído (todo lo fluído que se puede con esas olas y ese mar de fondo que te hacía subir y bajar. Por cierto, en tramos te llegaba un olor a vómito impresionante, así que la gente iba aligerando peso constantemente. Vi una mancha amarillenta sospechosa y tuve que bordearla. Olor a café con leche agrio, mala señal. Había gente que nadaba en contrasentido y cuando te cruzabas con ellos te miraban con tristeza diciendo con los ojos (para mí ya es sufciente). Una caña. Consigo acabar segundo de open en el agua, en 1:10:21, tras mi amigo que hizo 1:05, y por delante de muchos gorros amarillos (la mayoría diría yo) y de alguno verde de los élite (conté cuatro o cinco y no veas como animaba adelantar a profesionales que habían salido 10 minutos antes que tú, imagino que serían élite femenino).
Transición y a luchar contra el viento, la lluvia torrencial, el asfalto mojado, las cuestas interminables, algunas del 15% en un circuíto muy duro en seco, en mojado… imposible. Me empiezan a pasar pronto gente de mi grupo y de otros, pero yo también paso a gente de los grupos de edad con unas bicisssssssss. Eso nos anima a mí y a mi flaca de 600 euros, así que fenomenal, vamos parriba. Había momentos en que era imposible dominar la bici y cuando daba de frente y subiendo era como chocar contra una pared.

 Muy dura la bici y dos caídas de lo más tontas. Una al saludar a un amiguete en el punto de giro de Ibiza, con el suelo mojado y un asfalto que no agarra, no se me ocurre otra cosa que saludar con la derecha y seguir frenando con la izquierda. Al suelo y raspón considerable en el costado izquierdo. Luego, subiendo, una racha y el suelo mojado me hacen perder la rueda delantera otra vez y caigo, esta vez casi de pie, pero tengo que bajar algo para conseguir calzarme en los automáticos porque ni subiendo ni parado podía. Me crucé varias veces con varios amiguetes y nos saludamos y dábamos ánimo pero las caras eran un poema. El palo vino cuando ví a dos de ellos en el arcén con sus máquinas y con caras de circunstancias, y más cuando  me dijeron que para ellos se había acabado. Un palo mayúsculo. Ánimo a los dos. Son de ferro también porque sé que hubieran acabado muy dignamente y sólo el salir al mar como estaba, y con el día que hacía, pensar en acabar una prueba de este tipo, ya les define como homes de Ferro.


Dejé la bici con todo el gusto del mundo, en ese momento la odiaba con todas mis fuerzas y deseaba correr. Total 4:36:33 para 120 km. durísimos, 16 de los open. Vamos bien.

 Y comencé a correr con las piernas como tablones y es que había forzado mucho, quizás demasiado. Pero poco a poco se iban regulando y me permitían marchar sobre 6, que era mi propósito. Pero sobre el km. 5 comienzan mis problemas crónicos con el gemelo, pinchazo y a bajar el ritmo. Hasta ese momento una media de 5:30, a partir de ahí bajando y cojeando. LLúvia torrencial, viento, luego sol, otra vez lluvia. Una odisea.

Eso si, saludando y saludado por muchos amigos de Ibiza y por mis chicas (mi mujer y mis dos niñas, que me hacían más llevadero todo).


Ese “papi, papi, papi” lo tengo metido ahora mismo y me hace subir los congojos. Sobre el km. 25 comienzan a rampárseme los gemelos y los tendones, sobre todo el izquierdo por el sobreesfuerzo compensatorio del gemelo al que le estaba sometiendo. Total más de 3 km. andando. En los últimos 2 km. conseguí volver a correr, no sé cómo, será la proximidad a meta, e hice el mejor parcial en el último km., con los congojos metidos y con alguna que otra lagrimilla. Llegada entre el clamor de los míos y a muy poca distancia de un compañero de entrenos, Linares, al que esperé en meta y con el que me fundí en un abrazo eterno. Besos a mi dona (de ferro ella sí que sí y a la que le debo haber podido entrenar para llegar a este momento, mientras que ella se hacía cargo de las niñas, de la casa, de todo…) y a mi hija mayor. Medalla y chaleco de Finisher y para casa que la mayor tenía el cumpleaños de un amiguito.


Total 9 horas y 24 minutos de sufrimiento por el día que hizo, pero de disfrute por el reto a que estaba sometiendo a todo mi cuerpo y, sobre todo, a mi mente. Cuando tu cuerpo dice que pares, es tu cabeza la que debe tomar el mando. Es increíble lo que se puede conseguir forzando más allá de los dolores y calambres. Hoy tengo todo el cuerpo molido pero he hecho realidad un sueño y eso no me lo quita nadie. Ahora a descansar y ya pensando en otros retos. Estoy seguro que con el tiempo acabaré yendo al IM de Lanzarote, pero cuando mis niñas sean algo mayores y podamos disfrutar todos del viaje. Por ahora a preparar el del año que viene y a bajar el tiempo si puedo entrenar mejor la carrera a pie y si sale un dia algo más apacible. Creo que prepararé un medio IRONMAN que hay en Palma de Mallorca en Mayo. Le he cogido el gusto a esto aunque hoy no pueda ni con las pestañas. Es genial el ambiente que hay, de apoyo, sobre todo entre la morralla. Los élite te pasan como si fueran de otro planeta. Son la estirpe de los elegidos, con sus patrocinadores y viviendo de esto. Pues que se jo… que nadando les pasé a algunos de ellos. Luego ya fue otro cantar. Estoy como en una nube. Ya sé cual es mi punto débil, la carrera y los gemelos que llevaré a un buen fisio. En bici, con mi flaca de 600 euros hice un buen papel. Era mi inicio en este mundo y he entrado por la puerta grande. Muchos decían que estaba loco, que lo estaba haciendo al revés. Que se empieza con triatlones sprint, luego olímpicos, luego medias distancias y luego el Home de Ferro. Pero yo soy diésel y sé que en lo único que puedo dar algo de guerra es en esta distancia.
Muchas gracias a todos por vuestros ánimos. Ahora a nadar que es lo que realmente disfruto, y no cogeré la bici y las zapatillas hasta dentro de dos o tres semanas.
Un abrazo.
Peazo tostón he soltao.