Ibiza Half triatlón 2017.
La cabra tira al monte. Y como a la cabra, a mí cada vez me
resulta más apetecible el monte que la carretera.
Corriendo porque el asfalto he podido comprobar que me carga
cada vez más la cadera y los isquiotibiales. Debe ser la edad. Pero he
comprobado que en trail puedo hacer más horas sin resentirme muscular ni
articularmente. Además de que si paras de correr y andas, bien por la pendiente
o bien porque no hay más, no pasas vergüenza.
Y en bicicleta porque cada vez paso más miedo cuando salgo a
la carretera. Es de locos. Nadie respeta a los ciclistas, te pasan rozando y
giran sin tenerte en cuenta. Y no te quejes porque te llaman de todo.
Molestamos, está claro, cada vez a más conductores. Y en temporada turística ya
es una ruleta, con conductores borrachos, drogados, cansados, cabreados... Y
con conductores italianos!. No entiendo como hay tantos y tan buenos ciclistas
italianos, deben entrenar en pista o en velódromos. O tal vez son tan buenos a
fuerza de escapar de los conductores. Por eso prefiero la MTB, por caminos o
senderos también te puede pasar, pero es menos probable y la velocidad es otra.
Y si me caigo (que torpe soy un rato) me caigo yo sólo y por mi culpa.
Por eso, la temporada 2017 de triatlón para mí acabó
prácticamente cuando acabé el Ironcat en Mayo. A partir de ahí me tiré al monte
para entrenar, y no voví a hacerlo en carretera con mi cabrilla hasta el mes de
Octubre, que ya está menos congestionado el tráfico. Poco márgen me dejaba eso,
pero era preferible. Además, estaba preparando la Ultra Trail de Ibiza de
Diciembre, mi segundo gran objetivo de la temporada, y la carrera a pie era de
todo menos rápida.
Por eso no tenía demasiadas espectativas en la prueba, que
corrí porque me gusta y porque es en casa. Pero descarté inscribirme en la
prueba de Larga Distancia como lo venía haciendo estos años. El Half era
suficiente para mí, además de que los recorridos de bicicleta y carrera a pié
eran duros. Y yo lo sabía.
También, y esto que no salga de aquí, me apunté al Half
porque el pasado año, 2016 participé en el LD, y con mi calidad, cuando llegúe
a la zona de recuperación post meta ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ SE HABÍA ACABADO LA
CERVEZA!!!!!!!!!. Eso fue un palo muy gordo añadido a que había hecho una hora
más que en 2015. Me fijé y, en el Half, hasta los trimindundis como yo, habían
bebido y comido lo que les había apetecido. Eso no podía pasar, así que de
cabeza al HALF.
Esto de escribir la crónica casi un año después no me puede
volver a pasar. Recuerdo poco ya de aquella carrera. Y si hago esto es para
recordar todas mis "hazañas" deportivas.
Lo que si recuerdo es que me gusta este triatlón porque me
pilla a 5 minutos de casa. Esto hace que salga con el tiempo justo y aún así me
sobre lo suficiente para departir con los amiguetes. Me sigue resultando
curioso el ambiente tenso que se respira, incluso entre los que no nos jugamos
nada. Debe ser mi mentalidad, pero me lo tomo como mi día, para disfrutar
haciendo lo que me gusta sin llevar el teléfono encima, con carreteras cortadas
al tráfico, y corriendo por el centro de Ibiza y su paseo marítimo. Una gozada,
en resumen. Y si gozo, no paso nervios. Con mis casi 50 años es algo que ya no
va a cambiar, y que lleva conmigo desde que empecé en esto. Es una suerte
porque me permite dormir a pierna suelta la noche anterior y desayunar bien,
quizás mucho, tal vez demasiado...
El objetivo era bajar de 5 horas y media. Lo veía posible
por las sensaciones en los entrenamientos. No estaba para tirar cohetes pero se
podía hacer.
La natación de esta competición es todo un lujo, saliendo
desde la playa de Figueretas y rodeando en sentido de las agujas del reloja la
isla de las Ratas. Mal nombre para una isla que tiene alrededor unos fondos de
posidonia preciosos. Es mi lugar de entrenamiento preferido porque, lo dicho,
voy y vuelvo andando desde casa en cinco minutos. Conozco perfectamente sus
corrientes y por dónde pasar entre las praderas de posidonia. Veo que han
alejado aún más que el año pasado las boyas de la isla, imagino que es por
seguridad porque hay un poco de mar de fondo y cerca de la isla hay rocas casi
en superficie. Pero este año sólo doy una vuelta aunque imagino (y estaría en
lo cierto) que van a salir sobre 2200 metros. Por mi perfecto, es mi sector.
Salgo a la derecha, sólo prácticamente y sin ningún golpe.
Sé que la corriente en este primer tramo nos sacará a todos por la izquierda
del trazado, así que voy en línea recta al borde de la isla y a mitad de
recorrido rectifico. Pocos nadadores al lado. Un lujo aunque haga unos metros de
más. No he nadado mucho este año pero voy entero y estirando cada brazada. Al
llegar a la izquierda de la isla veo que tengo que rectificar bastante para ir
hacia la primera boya. Allí ya encuentor el primer mogollón, así que calma,
braza, y una vez pasada la boya a revientamotor hacia la siguiente.
Voy pasando nadadores porque suelo comenzar lento. Visualizo
la siguiente boya y veo que también la han alejado considerablemente, pero
prefiero ir un poco a resguardo de la isla y me separo algo del grupo. Me siguen
dos nadadores y juntos hacemos una trayectoria curva hacia la siguiente boya.
Otra vez algunos metros de más, pero menos lucha contra la corriente y contra
el resto de los molinillos en que nos convertimos en el agua. Mucha
deportividad y hasta fraternidad hay en este deporte, si, pero una vez salimos
del agua. Con el gorro y las gafas "sálvese quién pueda". Debe ser el
anonimato que proporciona el neopreno, gorro gafas y el mar...
Sigo suave y llegamos a la segunda boya. Esta vez sin casi
nadie y sin agobios. De ahí a la tercera es a favor de corriente, un lujo.
Bordeo la última y hacia la playa. Tengo mis referencias en tierra bien
estudiadas, así que saco la cabeza cada cinco brazadas para ver que no me he
desviado mucho y aprieto un poco para dejar atrás mis habituales
"rémoras". Da resultado y, casi al llegar a la playa, contacto con
otro grupo numeroso.
Salgo en 34:09 y en el puesto 54 de 190. Bien, en mi línea,
en el primer tercio.
Con tranquilidad me quito el neopreno sin mangas mientras corro hacia la zona de transición.
Me gusta recibir el calor y los ánimos de los míos. Esto de
correr en casa es totalmente recomendable. Cojo mi cabrilla y en poco más de
tres minutos nos plantamos fuera de la T1.
Suave, suave, y me pasan muchos triatletas como sputniks...
Conozco también el recorrido y sé que pica para arriba en el
comienzo, y no estoy yo para quemar las naves nada más empezar. Subo al ritmo
que sé que me conviene y comprobando cómo, cuando nadie nos ve, eso de respetar
el dráfting como que no. Me pasan "grupillos" aprovechando que los
jueces deben estar con los del camponato de España de LD. Bueno, yo a lo mío,
ejerciendo de cicerone y avisando a los de atrás "Cuidado, socavón
aquí", "cuidado, esta curva luego se cierra y tiene arenilla en la
parte interior". Así acabo la priemar avuelta, la larga, en el tiempo
estimado. En la segunda ya aprieto un poco los dientes y, como en años
anteriores, voy pasando auténticos cadáveres. ¿Qué se pensaban?. ¿Que Ibiza era
plana?.
Recupero bastantes posiciones y llego a la T2 muy entero en
la posición 62 (sólo perdí 8 posiciones en la bici) con un tiempo de 2 horas y
44 minutos. Bastante bien teniendo en cuenta el perfil y las pocas horas de
bici de carretera que llevo.
Mal se nos tiene que dar para no acabar por debajo de cinco
horas y media. Comienzo la carrera a pie muy suave también, sabiendo que en
cada vuelta hemos de subir por dentro de la muralla de Dalt Vila. Y eso se hace durillo.
Así que me
dirijo al paseo marítimo a paso de trail, saludando amigos y parando en los
avituallamientos. En el primero de ellos me equivoco de dirección y un
voluntario me lo advierte, así que giro de repente y me agacho por debajo de
las cintas. En ese momento me pega mi habitual viaje en el isquio derecho. Es
mi cruz, pero sé que estiro y que al rato puedo volver a correr. Desconozco por
qué me pasa, quizás es que ya me lo voy esperando y no quiere hacerme quedal
mal. Pero quedar mal es, precisamente, lo que estoy haciendo. No llevo ni dos
kilómetros, estoy en Vara de Rey donde se mezclan los que me conocen y han
venido a ver la carrera, los que me conocen y están en el avituallamiento, y
los que me conocen y pasaban por esa plaza que en día festivo es nuestra
"plaza del pueblo". Cuando oyes "ya te has cansado?".
"pero corre, hombre, corre, que te van a pasar todos" ni miras quién
te lo dice e intentas caminar suave hasta que puedes volver a correr. Y eso si,
con una sonrisa en los labios. "Dientes que es lo que les jode".
Justo al acabar la plaza puedo volver a correr y ya no dejaré
de hacerlo hasta meta. Voy bien, a mi ritmo, que no es muy rápido a estas
alturas de carrera y de temporada. Acabo la primera vuelta bastante bien y encaro la segunda.
Más de lo mismo, quizás un poco inferior el ritmo, pero disfrutando cada metro. La última subida a la muralla ya la hago andando, pero finalmente acabo muy entero los 20 kilómetros en una
hora y cincuenta y tres minutos.
Total 5 horas y 18 minutos. Puesto 84 de 190, bastante bien para un abuelete como yoObjetivo cumplido.
En meta me esperan mis dos hijas. Ellas son las que me ponen
la medalla. Y mi dona que es la que inmortaliza el momento. No se puede pedir más.
Como siempre, se está convirtiendo ya en una costumbre, le doy las gracias a mi
señora. Gracias por permitirme seguir disfrutando de esta locura y por cubrir
los huecos que dejo en casa cada vez que salgo a entrenar. Y porque sé que
sufre cuando tardo más de la cuenta y hasta cuando no tardo. Ya he tenido
importantes accidentes en bici y corriendo, con una clavícula partida y muchas
heridas de guerra. Ella lo sabe y yo lo sé. Pero me permite seguir en el
mundillo porque sabe que disfruto cada minuto que entreno y hasta cuando
participo en competiciones (sigo diciendo que no compito aunque mi fuero
interno sabe que, en muchas ocasiones, no es así...)
Además veo por primera vez desde hace mucho tiempo a
Eusebio. Un buen amigo y triatleta que lleva bastante tiempo alejado del
mundillo por un grave accidente de moto que tuvo. Le saludo y me dice que en
poco estará otra vez dando guerra. Otra alegría pal cuerpo.
Ahora corriendo. Ahora sí rápido. A la zona de recuperación.
Sí, queda cerveza, mucha cerveza. Me pongo tibio sentado en un taburete
mientras veo llegar a amigos y pasar a los de la larga.
Poco después empieza a llover. Un chaparrón monumental, así
que marcho a buscar a mi familia y para casa.
Uno más a la saca. Ahora a preparar como se merece la Ultra
Trail de Ibiza del 2 de Diciembre. Van a ser 86 kilómetros
subiendo todo lo subible desde San Antonio a Ibiza y conozco buena parte del
recorrido. No va a ser fácil. Pero quizás eso es lo que me motiva...