jueves, 16 de noviembre de 2017

IRONCAT 2017. COPA DE LAS NACIONES Y CAMPEONATO DE CATALUÑA DE TRIATLÓN LD.

IRONCAT. 20/05/2017.


Un triatlón distancia Ironman especial y que repetiré siempre que sea posible. Quizás se convierta en otra FART. Es decir, una carrera que disfruto anualmente. Al menos esa es la intención.


Viaje relámpago a L´Ampolla, pequeño pueblo costero del delta del Ebro, en la provincia de Tarragona. Dejamos a las niñas con los abuelos y nos vamos mi señora y yo de viaje de novios. Un placer que hemos de repetir aunque se eche mucho de menos a las "pitufas".


Me presento a esta competición con buenas sensaciones y pensando en intentar bajar de once horas. Mi tiempo a batir son las 11 horas y 14 minutos del Challenge de Barcelona de 2013. Y me veo con posibilidad de hacerlo. Estoy nadando bien, a mi ritmo, lo que me supone salir en el primer tercio de los participantes sin quemar ninguna nave. En la bici me encuentro también bien, no llevo tanto volumen como otros años pero he hecho más calidad. Y corriendo he acumulado lo mío y lo de los demás. Nada de calidad pero mucho volumen.


En la salida estoy feliz. Me suele pasar, la natación es mi mejor sector con diferencia, lo disfruto. Y luego ya veremos, pero es el día que he estado esperando todo el año y para el que me he preparado. Como se suele decir estar en la línea de salida ya es un premio en sí. Con mi dona de fotógrafa y todo el día por delante.

Todo preparado y suena el bocinazo. Salgo tranquilo aunque, como siempre, quizás demasiado despacio (es lo que tiene no tomar cafeína, que sales dormido) y voy cogiendo ritmo poco a poco. Me pasa en todas estas competiciones, voy pillando competidores a partir de los primeros doscientos cincuenta metros. Y suelo llevar alguna o algunas rémoras detrás aprovechando el dráfting y que apenas muevo los pies. Natación muy limpia en un mar muy sucio. Ser de Ibiza y nadar en sus aguas hace que valores lo que tienes cuando sales a competir fuera. Pero en esta ocasión está más sucia de lo que he visto en otros sitios. Por algo se llama el puerto del Fangar...










Tres vueltas a un circuíto rectangular que se me pasan volando. En la última vuelta incluso paso nadadores con vuelta perdida. Un último giro y a encarar el puerto deportivo por cuya rampa salimos. Un olor muy desagradable a gasóil hace que no disfrute nada estos últimos metros. Salgo bien del agua, en 1 hora y 3 minutos. Más o menos lo esperado. Transición tranquila, que para eso estamos en un larga.



Cojo la bici y a a frontar los 180 kilómetros a séis vueltas por la zona de los arrozales del delta.


Circuíto llano y monótono pero con la ventaja que veo a mi dona cada treinta kilómetros. Primera vuelta suave, intentando regular mientras me pasan aviones, voy a una media cercana a los 33 kilómetros por hora. Lo previsto. Aún no hace demasiado viento. El día anterior probé el circuíto y, a la vuelta, iba a 20 kilómetros por hora apretando los dientes y con todo lo que tenía. Madre mía qué ventarrakooooooo!. Pero hoy se ha levantado el día algo mejor y hay que disfrutarlo. Dicen que el viento castiga en L´Ampolla a los malos nadadores. Y es cierto. Poco a poco se va levantando un viento constante y molesto que hace que ciertos sectores de las cuatro últimas vueltas sean un suplicio.

Pero voy entero y disfrutando, comiento y bebiendo según lo programado. Y tomando mis geles con aminoácidos. Qué gozada poder comer y beber. Me acuerdo mucho de la Fart y de lo que sufrí. Cada vez que tomo un chupito de mi mezcla personal (no se si lo patentaré...) su sabor me hace recordar que, en aquella carrera, llevaba cuatro o cinco minutos la boca llena de esta mezcla y luego la escupía por ser incapaz de tragarla sin vomitar.


Pero esta vez no es así, esta vez me entran los geles, las barritas y las cápsulas de sales a la perfección. Un circuíto a vueltas hace muy cómodo pautar la alimentación porque puedes determinar dónde tomarás qué.




Termino la bici muy bien de sensaciones en 5 horas y 36 minutos. Quitando el tiempo de las transiciones se me queda en 5 horas y 31 minutos, lo que está muy bien y es mi mejor tiempo en bici en un Ironman.


Salgo de la T2, tras una visita obligada al baño, cuando llevo casi 6 horas y 40 minutos de competición. Me sorprendo a mí mismo y pienso que, si todo va bien, tengo 4 horas y 20 minutos para hacer la maratón. Muy mal se tiene que dar para no bajar de 11 horas. Me encuentro muy bien y he comido y bebido lo pautado y lo que sé que me sienta bien.


Empiezo a correr muy fresco y bien de patas, intentando aguantar el ritmo. Hace mucho calor y va a ser duro, pero sigo a lo mío. Son 6 vueltas de 7 kilómetros que comienzan con unos pequeños repechos en el paseo marítimo, siguiendo con un llano y pasando por una pista de arena compactada y no tanto. Ni una sombra en todo el recorrido y hace bastante calor.


Nada más comenzar a correr comienzo a ver participantes andando, alguno incluso parado y estirando. Es lo que tiene este circuito llano de bici. Es muy fácil irte de vueltas y sacrificar la carrera a pie por unos minutos menos en el sector ciclista. Por suerte pienso que he regulado bastante bien. Que si podía haber hecho cinco o diez minutillos menos en la bici?. Seguro. Que si podría haber corrido después?. Ya no tan seguro.


Primera vuelta y seguimos bien. Paro en los avituallamientos ya que tengo tiempo de sobra. O eso pensaba. Ya se empieza a sentir el cansancio acumulado y cuesta mantener un ritmo aceptable cuando encaro las cuestecillas del paseo marítimo. Pero veo a mi dona cada poco tiempo y eso anima mucho. Y así, sin prisa pero sin pausa, paso la primera media maratón en dos horas justas. Genial!!!. Tengo dos horas veinte para la segunda media y voy bien de patas. Ya es cuesta abajo, ahora a restar.


Pero algo no va bien en mi interior. Más concretamente en la zona abdominal. Tengo, desde hace unos kilómetros, un malestar en el bajo vientre que no me deja concentrarme en la carrera. Es extraño, porque no he tomado nada que no tenga testado. LLevo mi propia nutrición y sólo bebo isotónico y agua en los avituallamientos. Pero la cosa va a más, así que, sobre el 23, paro en uno de los baños portátiles que ha dispuesto la organización en el recorrido (otro 10 a ellos por esto y por disponer de papel higiénico de sobra e incluso de lavamanos en cada uno de ellos. Si, los visité prácticamente, todos...). Cuando suelto el lastre me preocupo porque esa consistencia no augura nada bueno... Cuesta bajarse el tritraje de una pieza, enroscarlo para que no toque el suelo, y agazaparse sobe el inodoro así que espero un buen momento a soltar todo lo que pueda esperando no tener que repetir más la operación. Salgo a correr de nuevo pero voy fundido. Tengo frío con el calor que está haciendo. Dejo de tomar geles y paso a comer plátanos en los avituallamientos (te ofrecen hasta cerveza, geniales!). Pero la cosa va a peor y tengo que parar otras tres veces en los baños. Paso de correr a caminar y viceversa. Los últimos 12 kilómetros ando más que corro mientras compruebo para mi desgracia cómo se me escapa la ocasión de bajar de 11 horas. Bueno, para el año que viene. Suelo ser muy positivo ya que cada carrera es un mundo, y cuando pasan de cinco horas, una lotería. La carrera perfecta es pácticamente imposible cuando hablamos de larga distancia.


En una de las veces que me cruzo con mi señora le digo que voy fatal de "las tripas". Ella me conoce y por mi expresión ya sabía que algo no iba bien. Además, empezaba a fallar en los tiempos que le predije y eso mosqueaba. Pero me conoce bien, y nada de consolarme ni nada por el estilo. En esos momentos necesitas un empuje y no un hombro, y eso es lo que me dá. Es mi "mochilera" perfecta.








Pero estoy entrenado para esto también. La Fart ya me enseñó cómo gestionar la carrera cuando el depósito está vacío. Esta vez no es lo mismo pero veo que las sensaciones son muy parecidas. Pero bueno, poco a poco llegaremos. 

Charlo con varios corredores con los que me junto y veo que no soy el único. Es posible que ese agua del puerto con olor a gasóil nos haya pasado factura. Somos muchos los que andamos a estas alturas. Son 6 gomas blancas y una negra. La última, la que te permite entrar en meta es la más ansiada. Aún haciendo cacos paso corredores y es inevitable mirar sus muñecas. En estos momentos me siento afortunado por llevar cinco gomas blancas. Veo alguno andando que lleva dos o tres nada más. Ostras lo que les queda!!!. Les doy ánimos y sigo a lo mío. Nos cruzamos tantas veces que ya somos como de la familia. Cuando, por fin, cojo la goma negra y soy jaleado por los voluntarios de ese avituallamiento, soy feliz cómo un niño. Ya es mía, la ansiaba. Y me dirijo a meta.  Pero tardo mucho en llegar. se me hac eterno y tengo que volver a andar en el tramo del espigón del puerto. El tiempo ya importa poco, se trata de llegar en las mejores condiciones posibles, y he tenido un par de bajones importantes con mareo incluído. Hay que cuidar la máquina, que nos tiene que durar años.


Finalmente, cuando encaro la línea de meta, soy feliz. 11 horas y 34 minutos es un buen tiempo, y un merecido premio para lo entrenado. He disfrutado de la natacion, de la bici y hasta la primera media maratón. Qué más puedo pedir!!!. He sufrido la segunda media maratón pero para eso venimos. Ahora a recopilar las sensaciones y la experiencia para el año que viene volver y, si se puede, más y mejor. Además estrenaré mi primera temporada en V2 50-55. Hay que dejar el listón alto. Por lo menos entrenar para ello y luego cruzar los dedos.


Cuando llego a meta mi dona me espera para los besos, abrazos y fotos de rigor. Pero cada vez me emociono menos con estos finales, me estoy acostumbrando. Y echo de menos mucho a mis "pitufas".
Paso a la zona post meta, la mejor que he disfrutado nunca. Y de perdidos al río. Me pongo tibio de arroz caldoso, bocata de butifarra y bocata de pincho moruno. Me entra todo de maravilla y... ya saldrá... Todo regado con tres cervecitas que me saben a gloria.
Le paso un bocata a la dona y nos vamos para el apartamento que está al lado. Duchita caliente que me sabe a gloria porque estaba pillando frío y a descansar, que nos lo hemos merecido. Por la terraza veo la zona de boxes y muchos triatletas que siguen en carrera. Animamos a Laura, una conocida con la que coincidí en el Ibiza Blue Challenge del año pasado y a descansar. Mis intestinos no dejaron de molestarme hasta dos días después, pero llevadero, creo que lo importante lo dejé en los baños portátiles del recorrido.


En resumen, buena carrera y buena pauta de alimentación, a pesar de los pesares. Quizás, para el año próximo, un fortasec por si hiciese falta, pero el resto genial. Ni un amago de calambre ni rampa, muscularmente muy bien y al día siguiente sin ninguna secuela salvo la gastrointestinal. Entiendo que los entrenamientos han estado bien orientados para esta competición aunque para el año próximo intentaré meter más bicicleta para arañar algún minutillo más con el mismo esfuerzo. E intentar salir en la natación con mi grupo, para lo que habrá que plantearse salir como cuando era jove, a revientamotor, pillar unos buenos pies y que, al contrario de lo que me pasa estos últimos años, sean otros los que me lleven a mí. Estoy seguro que puedo bajar de la hora holgadamente si cojo una buena estela en la natación.


Ahora, tras este mes de "dolce fare niente", a entrenar para el Half Triatlón de Ibiza de Octubre y para la Ultra Trail de Ibiza del 3 de Diciembre (San Francisco Javier... será premonitorio?).

FORMENTERA ALL ROUND TRAIL 2017. FART 2017.

FORMENTERA ALL ROUND TRAIL (FART) 25/03/2017.

Seis días después de esta tirada larga por asfalto regreso al trail. Esta vez, y por quinta consecutiva, para dar la vuelta a la paradisiaca isla de Formentera. Una carrera que conozco bien y que me encanta. No la borraría de mi calendario por nada del mundo y sé que, si a ella (la carrera) y a mí no nos pasa nada volveremos a encontrarnos cada año mientras el cuerpo aguante.

Además del esfuerzo físico me supone un buen entreno mental porque no suelo llegar muy preparado a esta cita ya que es el inicio de la temporada y meto bastante piscina y bici. Mi entrenamiento no es específico para esta maravilla y eso se nota. Aún así disfruto como un niño y no me planteo ni tiempos ni resultados. Pero siempre le hago un croquis de los tiempos de paso aproximado a mi señora porque viajamos toda la familia y les gusta verme pasar por los puntos de control. Y a mi verles allí, es un subidón que repone más que el avituallamiento.

Llego medio bien de entrenamientos. Nada del otro mundo ni específico para una ultra trail, pero con buen fondo físico y algo mejor de peso. Estoy confiado en disfrutar del día, además no hace demasiado viento y el tiempo parece que nos va a respetar.

Antes de comenzar, en la carpa de la organización, me tomo mi gel de la media hora antes. Tengo muy controlado el tema de la alimentación, son muchas competiciones ya, y sé lo que me va bien y lo que no. Pero a veces cometo fallos y creo que cometí uno, y grave. En la carpa hay un olor riquísimo a café recién hecho. Una casa que comercializa una cafetera ofrece un café recién hecho al que lo pida. No tomo café ni cafeína en las competiciones porque detecté hace tiempo que me provocaba calambres a la larga. Pero olía tan bien!!!!. Bueno, un cafelito no puede hacerme mal y así comienzo un poco más despierto. Meeeeec!. ERROR.

Me sabe a gloria. Inicio la carrera con buenas sensaciones y reservando mucho, que se que lo más duro está al final. Disfruto correteando por Sa Pedrera dirección a Cala Saona. Pero algo no va bien. Llevo una mezcla personal (el secreto de mi ¿exito?) de gel y aminoácidos que no me apetece tomar cuando toca. No me apetece ni beber. Pero el ritmo es bueno y decido retrasar esa primera ingesta hasta que el estómago se asiente. Paso por Cala Saona el 34 y a buen ritmo en unos tres minutos menos que el pasado año. Bueno, contento. Sigo hacia Cap de Barvería pero el estómago sigue sin estar fino, incluso sufro alguna arcada cuando intento beber isotónico, así que nada, agua y a seguir, ya se calmará. Empiezo a temer que sea el efecto de mezclar gel con un café caliente. Pasando por el vertedero me meto para adentro un buen trago de gel. No pasan ni dos minutos que tengo que sacarlo fuera. Vómitos espamódicos incontrolados que me dejan preocupado. Aún así sigo en carrera y a buen ritmo, pero ya algo más cansado. Paso por Cap de Barvería en el puesto 33, en 1 hora y 36 minutos. Allí paro, cojo un plátano y una barrita y no recargo agua ni isotónico, apenas he gastado.
Voy andando mientras me meto como puedo el plátano y la barrita. A ver si así se me aplaca el estómago. Y vuelvo a correr dirección a Mitjorn. Pero sigo notando mal el estómago y lo que he comido sale afuera. Pastilla de sal e isotónico y agua que ahora parece que me entran mejor. A ver si ya he echado lo que me molestaba y podemos seguir bien.
Pero al llegar a las pasarelas de las playas de Mitjorn e intentar correr veo que voy vacío y que no puedo más que andar a un ritmo triste. En la larga distancia aprendes que hay momentos de todo y que hay que saber gestionarlo así que mente en blanco y a trotar lo que se pueda. Cacos obligados hasta el avituallamiento del kilómetro 32. Y no queda ná!!!!!.

Al llegar al avituallamiento veo a mi señora y a mis dos hijas. Recompongo la figura e intento sonreír, no me gusta que lo pasen mal. Además, iba sobre el horario previsto a pesar de haber perdido en este tramo 14 posiciones. Llego en 3 horas y 45 minutos, más o menos según lo previsto pero habiendo perdido mucho tiempo del que había ganado en los dos puntos anteriores de control.


Relleno las reservas de agua e isotónico pero no soy capaz de comer nada. Pero mi mujer, esta vez, no se da cuenta y reemprendo la marcha con la subida hacia La Mola.

Subo vacío del todo y angustiado ya que, cada vez que intento tomar mi mezcla me pega una arcada y desisto. Pero el isotónico entra bien por lo que decido que, hasta que no me encuentre mejor, prefiero dejarlo estar y tirar lo que se pueda a base de bebidas. Me siguen pasando corredores pero esta ya no es mi guerra. Me pongo en modo off y así llego a La Mola.

La mola, kilómetro 42, es un oasis. En este avituallamiento hay prácticamente de todo. Pero, esta vez, mi mujer si comprueba que no pruebo de nada. Me cambio de calcetines y zapatillas, reposo un poco, hablo con ella y entonces le cuento que el estómago no me admite nada, que voy a isotónicos. Se preocupa pero intento sonreir y convencerla de que se me pasará, que es algo pasajero. Cojo un puñado de frutos secos, más para hacer el paripé que para comérmelos y comienzo a andar. Ya llevo 5 horas de carrera y he perdido otras dos posiciones. Me aprieto los frutos secos y medio plátano y espero a llegar a la pista para comenzar a trotar. Esta vez creo que no fueron ni quinientos metros cuando tuve que echar lo ingerido. Bueno, paciencia, isotónico y a seguir. Ya ando más de lo que corro y voy en piloto automático. Hace tiempo que he entrado en reserva y me ha llegado la pájara, el tio del mazo y todos juntos vamos hacia el avituallamiento de Es Caló. Pero no me agrada esta sensación y me preocupa sortear las subidas y bajadas de torrentes con este espíritu. Pensamientos positivos y al lío. Chupito de geles y aminoácidos que no pasan de la boca. En algún lado he leído que mantenerlos en la boca también hace que te nutras, aunque sea poco, y eso es lo que hago. Mantenerlos en la boca cinco minutos y luego escupirlos.

Y llego a Es Caló en 6 horas y 52 minutos y habiendo perdido otras 6 posiciones, sin poder correr ni en la calzada romana, cuesta abajo, ya que voy un poco "grogui" y temo tropezarme con las piedras. Soy torpe de natural pero en estas condiciones aún más. Incluso tengo frío. Curioso verme con los manguitos cuando me pasan corredores espigados en tirantes. Con lo caluroso que soy de normal.

Allí están mis chicas. Mi mujer preocupada. Mi cara debía ser un poema. Pero seguimos en carrera y en el kilómetro 53. He pensado varias veces en retirarme, algo muy poco habitual en mí, pero es que no tengo ni ánimo para afrontar lo que me queda. Son "sólo" unos veinte kilómetros pero muy duros por roca y arena. Conozco bien el recorrido y, en condiciones normales, me cuesta sortear esta parte final. Y esta vez va a ser incluso peor. Voy tan en piloto automático que me pierdo varias veces en una zona en la que es casi imposible hacerlo. Imagino que iré arrastrando las piernas porque me tropiezo con todo. Es mi peor momento. Incluso me asusto cuando, andando, reparo en que tengo a un metro escaso un acantilado y que me dirigía hacia él apartándome del recorrido.

Poco a poco voy divisando el faro de Punta Prima. Me animo y empiezo a trotar, sé que allí están mis chicas y mi mujer, preocupada. Parece que el tema de llevar los geles en la boca me ha dado un poco de punch así que intento mantenerlo hasta el avituallamiento. Llego en poco más de 8 horas y no me ha pasado ni he pasado a nadie. Allí fotos con mis hijas, repongo líquidos y a afrontar la parte final.
Corro lo que puedo pero ya sé que voy a llegar. Cueste lo que cueste. Buen entreno para la cabeza porque llevo más de 6 horas en "modo ahorro" y las dos últimas en "reserva". Y, aún así, sigo en carrera.

LLego a las playas de Llevant y ando, muy lento pero contento.
A mal tiempo...
Poco después del control y giro se me une otro corredor y vamos hablando mientras andamos. Ya no tengo más, así que andando hasta meta. Él se extraña porque, mientras hablamos, no soy capaz de mantener las distancias. Voy haciendo eses. Medio borracho. Llevo ya diez horas en carrera alimentándome casi exclusivamente de isotónicos. No llevo más y creo que, si la carrera hubiese tenido otros diez kilómetros, no hubiese llegado.

Se marcha trotando mientras me pasan otros corredores. Yo a lo mio. Llegando a la meta recompongo un poco la figura e intento trotar. Me uno a mis hijas mientras la pequeña me dice que he tardado "un montón". Ya lo sé, hija, pero ya he llegado. Contento tras 10:07:23 y en la posición 60. No está mal a pesar de todo.
Al llegar intento beber una cerveza, que me sienta fatal y comer algo que, parece, ahora se queda conmigo. Pero poco a poco voy teniendo muchísimo frío y le digo a mi mujer que quiero irme al aparamento. En el camino al coche me tiene que poner su chaqueta mientras me tiembla todo el cuerpo. Mis hijas se asustan de ver así a su padre, poniendo la calefacción del coche a tope y tiritando de frío. Al llegar al apartamento ducha caliente y a la cama con dos mantas y seguía con el tembleque. Mi cuerpo se estaba defendiendo y tenía fiebre.

Pero al día siguiente el sol volvió a salir. Un nuevo aprendizaje.