Yo estaba
entrenando un triatlón de larga distancia, lo que coloquialmente solemos llamar
un Ironman aunque no sea de la franquicia. Pero apenas una semana antes de la
celebración de la segunda edición del Ibiza Blue Challenge me llama Juanjo
Serra, el organizador, y me dice que por la poca cantidad de inscritos al LD
han optado por reubicarnos a todos en el Half. Mazazo tremendo porque he
invertido mucho tiempo, esfuerzo e ilusiones entrenando un larga distancia. Pero
no sólo eso, te vienen a la mente planes en familia y carreras a las que has
renunciado a pesar de lo mucho que te apetecían porque ese fin de semana te
tocaban tales entrenos ( Quadriatlón, Media de Formentera, Tri Cross de Santa
Eulalia, travesía de Sant Antoni etc etc…). Quien haya preparado un Ironman me
entenderá, son muchísimos sacrificios para sacar adelante los entrenos
necesarios. Para un Half no es necesaria ni la mitad de entrenamientos largos,
vaya, que he hecho entrenos mucho más largos y duros que el Tri al que me voy a
enfrentar. Te quedas vacío, desolado. Entiendo su postura, pero no deja de
fastidiarme el cambio ya que he estado preparando durante meses un larga
distancia y, a una semana vista, enterarte de que no podrás realizarlo es duro.
Además no tengo los ritmos necesarios para un Half. Pero algo es algo y, como
digo, entiendo la decisión y la asumo.
Con esa
decepción en el cuerpo no me apetece ni hacer los últimos entrenos, me he
venido un poco abajo moralmente y me dedico a "vegetar" esa última
semana. Tenía el trabajo hecho pero no hice una buena puesta a punto. Era tarde
para cambiar el tipo de entrenos a algo para coger más chispa, así que me dejé
llevar. Entrenos suaves en piscina y una salida corta con la bici el miércoles.
El viernes marcho a la zona en la que nadaremos el sábado y me hago parte del
recorrido. Compruebo preocupado que hay bastantes medusas pero se pueden ir
esquivando. Disfruto nadando hacia ses Margalides y vuelta. Lo que no disfruto
tanto es bajando y subiendo Ses Balandres. No recordaba yo lo dura que es esta
transición. Desde la prueba del año pasado que no vengo por la zona.
Por la tarde
con toda la familia (perro incluído) a dejar la bici, briefing y para casa a
descansar. Pensaba cenar en casa pero mi hija pequeña vió los macarrones de la
pasta party y allí que nos quedamos toda la familia.
A la mañana
siguiente compruebo que sigo algo desganado. Como comenté con un buen amigo
días antes, no me apetece demasiado este Half. Si finalmente participo es por
no dar la espalda a la organización en este momento ya que somos muy pocos
inscritos. Pero no estoy motivado y lo notaré desde el primer momento. Me
encanta el triatlón y disfruto participando en competiciones de muy diversas
distancias. Pero esa llamada de Juanjo me pegó tal bajón que no fui capaz de
recuperarme. Quien compite en este tipo de pruebas de larga distancia, de la
disciplina que sea, sabe del tiempo que inviertes en su preparación. De las
horas robadas al día, al sueño, a la familia. De intentar sacar los entrenos de
noche, con lluvia, cuando apetece y cuando no. Todo por un objetivo que se te
difumina una semana antes de conseguirlo. Fue duro.
Pero bueno, al
lío, que este half tampoco es poca cosa y hay que respetarlo porque, por
recorridos, es muy duro.
Duermo
perfectamente esa noche, aunque poco tiempo ya que tengo que levantarme a las
cuatro de la mañana, estar a las cinco en San Mateo para prepararlo todo en la
T1 y coger el bus que nos llevará al Puerto de San Antonio. Desde allí una
embarcación nos llevará al punto de salida en Ses Margalides. Esta vez permito
a mi señora que duerma un poco más ya que, por la experiencia del año pasado,
sé que si viene en el barco no va a regresar hasta, casi, cuando empiece a
correr. Además la previsión es de viento y el mar no está como el año pasado,
así que el barco se va a mover y ella eso lo lleva bastante mal. Y así duerme
un poco más la pobre.
Desayuno
fuerte con lo habitual en estos casos ((batido de carbohidratos y proteínas,
sandwich de crema de cacahuete con miel (el secreto de mi éxito) y un plátano))
y me preparo otro sandwich para la bici. Preparo también un bidón con isotónico
y otro con los geles diluídos. Y marcho para San Mateo.
Una vez allí
vuelta a ver a los amigos, a los pocos que éramos y que prácticamente todos
repetíamos del año pasado. Unas risas y para el bus que nos lleva al barco. Veo
a dos compañeros de club bastante serios y nerviosos, es su primer half, y
procuro darles charla hasta el Puerto de San Antonio.
Subimos al
barco, más pequeño que el año pasado, y se palpa nerviosismo en el ambiente.
Menos Toni, que se queda frito en cualquier sitio. El mar está algo picado pero
nada del otro mundo. Como suelo decir, he nadado con mucha peor mar, pero a los
que se inician en este mundillo les acongoja un poco.
Por fin
llegamos, nos enfundamos el neopreno y al agua. Van a ser 2500 metros según la
organización y 2999 según mi reloj finalmente. Bajo el arco natural de piedra
de la salida nos apiñamos los diez competidores de individual y los dos
nadadores de los equipos de relevos.
A PUNTO DE SALIR Y EL RELOJ QUE HABÍA PERDIDO LA SEÑAL... |
Estoy
reiniciando el reloj porque había perdido la señal gps cuando dan la salida.
Espero un poco a que coja señal y al barullo. Qué gozada nadar en estas aguas,
en este entorno y en estas condiciones. No te llevas manotazos (somos realmente
muy pocos nadadores) y rápidamente se marcha el maestro Campillo (vencedor en
la edición del año pasado y seguramente en la de éste salvo lesión o avería
mecánica). Detrás quedamos un grupo de tres nadadores. Veo que a mi izquierda
marcha Giulio que el año pasado estaba bastante más atrás. Qué progresión la de
este chaval!. Claro que veinticuatro años es lo que permite. En unos meses le
doblaré la edad y tengo claro que mi margen de mejora, año tras año, consiste
en no perder lo adquirido y en mantener los tiempos. Le dejo hacer y me coloco
tras un nadador de relevos que tiene buen estilo. Nado largo, pausado y
reservando. Esquivando medusillas.
EL ÚNICO CON NEOPRENO SIN MANGAS |
Llegamos a la primera boya situada a unos
setecientos metros y ahí ya Giulio se va quedando. Me engancho tras el nadador
de relevos y aprovecho su estela. Pero pronto veo que nos vamos desviando y
cojo otra dirección que creo más acertada para dirigirnos a la segunda boya.
Allí nos volvemos a juntar y nado tras él hasta la tercera boya, de vuelta a
Ses Margalides. Este trayecto está bastante más descubierto y picado. No son
grandes olas pero el viento del norte entra fuerte y molesta bastante. Cuando
llevamos como un kilómetro y algo, respirando, veo pasar una medusa delante del
ojo derecho que tengo sumergido en el agua, golpea contra las gafas y pasa
acariciándome toda la cara hasta el cuello. Espero el latigazo pero no llega.
Buena prueba para la crema anti-medusas Safe Sea. Pensaba que se iría a los
minutos de empezar a nadar pero esa medusa debió haberme dejado una buena
secuela y ni tan siquiera me enteré. Una gozada que me hace relajarme en cuanto
a esquivar medusas.
Última boya y
de nuevo encaramos hasta la costa pero esta vez para salir. Ahí compruebo de
nuevo que mi compañero de fatigas se escora demasiado hacia la derecha,
seguramente por la marea que nos arrastra hacia allá, y decido de nuevo dejar
su compañía y dirigirme hacia la salida en una hipotética línea recta (luego
descargando los datos del trayecto veo por qué me salieron tantos metros de
más). La corriente nos empuja hacia la derecha y tengo que rectificar en varias
ocasiones la dirección. Pronto diviso la salida del agua. El participante de
relevos ha salido hace unos instantes. Seguramente su estrategia ha sido mejor
dado que ha nadado hacia la costa y, una vez a resguardo, ha nadado
perpendicular hasta la salida. Seguramene ha hecho más metros que yo, pero
muchos de ellos más fáciles.
Salgo del agua
justo cuando un voluntario aparta una medusa de mi camino con una red. Estoy
muy entero, creo que el tiempo no ha sido bueno pero he salido del agua segundo
de individuales y tercero de todos los que tomamos la salida. Finalmente casi 49
minutos para unos, ya digo, tres mil metros.
Me lo tomo con
calma mientras me quito el neopreno, me tomo un gel y me calzo las zapatillas.
SENTADO, TRANSICIÓN CON CALMA |
Sé por experiencia que esta transición es muy complicada y no hay prisa en
empezarla. Comienzo a subir mientras compruebo que, como el año pasado, las
pulsaciones se me ponen a mil. Lo de siempre agravado por la verticalidad del
trazado. Voy siguiendo con la vista al participante de relevos y subo tras él.
PUES SI, VAYA CARETO, PERO ES QUE LA SUBIDITA SE LAS TRAE... |
Una vez llegamos a una altitud aproximada de 200 metros (desde cero,
si...) el terreno es más practicable y permite empezar a correr. Voy suave y
contento porque este año no me ha pegado la rampa en el gemelo del año pasado y
puedo correr con soltura.
Al llegar a la
carretera veo a Juanjo que me pregunta si el mar estaba muy mal, le digo que
no, que algo rizado pero nada serio y sigo. Luego comprendí por qué me lo había
dicho y es que en el agua se retiraron dos compañeros míos de club, los que
iban tan serios en el bus y en el barco y que se desvirgaban en la media
distancia. Lo siento por ellos pero habrá otras ocasiones y no hay que venirse
abajo. Creo sinceramente que no eligieron bien la prueba para debutar dado que
éste es un half atípico, muy duro físicamente pero también psicológicamente.
Haces casi toda la carrera en soledad y así es muy difícil mantener la tensión
necesaria. Seguro que si hubiesen nadado en grupo no se habrían retirado. Y si
te da respeto el mar, esa profundidad y ese gran azul de ses Margalides, sin
referencias bajo el agua, no ayuda. Eso unido a que, efectivamente, el agua se
fue poniendo complicada a medida que transcurría la prueba, les hizo desistir.
T1 muy entero
y contento. Ya veo a mi costilla y eso anima porque poco público hay a esas
horas. Esta competición es especial y parece una pachanga entre amigos adornada
con los parajes espectaculares de esos rincones aún auténticos de la Ibiza
rural.
Cojo la cabra
y me enfrento a los 92,5
kilómetros de recorrido en un circuito a seis vueltas y
media. Es un recorrido rompepiernas y que no deja que te aburras. Voy al ritmo
entrenado, ritmo de larga, pero no tengo otro. Me pasan Giulio y David. Están
muy fuertes y yo no puedo seguir ese ritmo salvo que quiera tirar por la borda
toda la carrera. Así que nada, a rodar y a ir restando vueltas. Tengo entrenado
29 minutos por vuelta y eso es, exactamente, lo que me sale. Soy muy metódico
en mis entrenos y en carrera no me suelo salir de lo pautado porque conozco las
consecuencias. Las últimas tres vueltas aprieto un poco y me salen con menos
segundos que las primeras, pero todas en 29.
Espero que me
pase Toni, pero, extrañamente, eso no sucede. Viene de hacer Lanzarote y debe
estar más fuerte que yo. Siempre lo ha estado menos en la natación. En una
vuelta por San Mateo veo a mis dos compañeros de club sentados al borde de la
carretera y entonces entiendo lo que ha pasado. Me apena verles pero sigo a lo
mío. Es difícil concentrarse por lo que ya he dicho. Tienes constantemente la
sensación de estar entrenando y eso hace que no aumentes demasiado el ritmo.
Quizás sea bueno porque en las dos ediciones he acabado con muy buenas
sensaciones.
Me encuentro
fuerte cuando encaro la última vuelta pero no me dejo llevar. Me digo a mí
mismo que podría haber dado otras seis al mismo ritmo y eso escuece.
Llego a la T 2 entero pero cuando bajo de la
bici me pega un amago de rampa en el muslo derecho.
Caigo en la cuenta que,
quizás, he bebido demasiado poco. Hace calor y bastante humedad pero está
ligeramente nublado y hace bastante viento. Eso puede hacer que me deshidrate
rápidamente. Por suerte he dejado una ampolla de magnesio y sodio en el cajón
de transición, así que me la aprieto mientras me cambio el calzado. Mano de
Santo. Le digo a mi mujer lo que siento en estos momentos, que esto es una
gozada, mientras Ana Hernando inmortaliza mi sonrisa en ese momento con su
cámara y su arte.
Salgo de la T2
y me llevo la alegría de ver a mi amigo, el TRIMINDUNDI Linares en el cruce,
vestido de ciclista y animándome. Se lo agradezco, sé que no está entrenando
apenas y que ese día salió con la bici para animarme. Espero que vuelva pronto
a entrenar para compartir kilómetros con él, que estos trimindundis me han
dejado sólo tirando del carro del grupillo.
Son sólo 13 kilómetros de
carrera, bastante duros por el desnivel y porque son trail, aunque no
complicados pues todo son pistas y senderos en bastante buen estado. Los encaro
sabiendo que debía dar tres vueltas en vez de una pero saboreando cada metro.
Me gusta esta sensación del trabajo bien hecho cuando afrontas la última parte
de un triatlón con buenas patas y deseando devorar kilómetros. El ritmo es
constante y machacón. Voy cuarto y compruebo en el punto de giro que a buena
distancia tanto del tercero como del quinto por lo que, ni pillo a uno ni me
pilla el otro. Sólo queda una ascensión dura y la bajada a meta. Las partes empinadas
las subo según lo previsto, andando, y bajo bien de fuerzas. Cuando llego a
meta siento que hoy podía haber sido un buen día para haber hecho el Ironman.
Me sobran fuerzas, voy bien muscularmente y me quedo con un sabor agridulce en
los labios.
No disfruto demasiado esta llegada, un poco con rabia contenida.
Pero en cuanto se me acerca mi mujer se me olvida todo. Para muestra una foto.
Y más tras las
seis cervecitas que me apreté después con los amigos mientras iban llegando a
meta otros corredores que se iban sumando. Buena mesa juntamos y buena charla.
Si es que esto es lo mejor.
Finalmente seis
horas y cinco minutos. Buen tiempo pero sé que fácilmente mejorable si hubiese
preparado un half.
Muy contento
con mi rendimiento pero triste por haber perdido el triatlón distancia Ironman
de este año y porque pienso que no volverá a repetirse este evento en dicha
distancia. El año que viene habrá que cambiar de planteamiento con todo el
dolor de mi corazón. Ahora a preparar el campeonato de España de Larga
distancia de Octubre. Aunque, eso si, antes un par de meses entregado al
"dolce far niente". Bueno, en mi caso, descanso activo. Que cómo pare
luego va a ser muy complicado volver a empezar.
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