jueves, 16 de noviembre de 2017

FORMENTERA ALL ROUND TRAIL 2017. FART 2017.

FORMENTERA ALL ROUND TRAIL (FART) 25/03/2017.

Seis días después de esta tirada larga por asfalto regreso al trail. Esta vez, y por quinta consecutiva, para dar la vuelta a la paradisiaca isla de Formentera. Una carrera que conozco bien y que me encanta. No la borraría de mi calendario por nada del mundo y sé que, si a ella (la carrera) y a mí no nos pasa nada volveremos a encontrarnos cada año mientras el cuerpo aguante.

Además del esfuerzo físico me supone un buen entreno mental porque no suelo llegar muy preparado a esta cita ya que es el inicio de la temporada y meto bastante piscina y bici. Mi entrenamiento no es específico para esta maravilla y eso se nota. Aún así disfruto como un niño y no me planteo ni tiempos ni resultados. Pero siempre le hago un croquis de los tiempos de paso aproximado a mi señora porque viajamos toda la familia y les gusta verme pasar por los puntos de control. Y a mi verles allí, es un subidón que repone más que el avituallamiento.

Llego medio bien de entrenamientos. Nada del otro mundo ni específico para una ultra trail, pero con buen fondo físico y algo mejor de peso. Estoy confiado en disfrutar del día, además no hace demasiado viento y el tiempo parece que nos va a respetar.

Antes de comenzar, en la carpa de la organización, me tomo mi gel de la media hora antes. Tengo muy controlado el tema de la alimentación, son muchas competiciones ya, y sé lo que me va bien y lo que no. Pero a veces cometo fallos y creo que cometí uno, y grave. En la carpa hay un olor riquísimo a café recién hecho. Una casa que comercializa una cafetera ofrece un café recién hecho al que lo pida. No tomo café ni cafeína en las competiciones porque detecté hace tiempo que me provocaba calambres a la larga. Pero olía tan bien!!!!. Bueno, un cafelito no puede hacerme mal y así comienzo un poco más despierto. Meeeeec!. ERROR.

Me sabe a gloria. Inicio la carrera con buenas sensaciones y reservando mucho, que se que lo más duro está al final. Disfruto correteando por Sa Pedrera dirección a Cala Saona. Pero algo no va bien. Llevo una mezcla personal (el secreto de mi ¿exito?) de gel y aminoácidos que no me apetece tomar cuando toca. No me apetece ni beber. Pero el ritmo es bueno y decido retrasar esa primera ingesta hasta que el estómago se asiente. Paso por Cala Saona el 34 y a buen ritmo en unos tres minutos menos que el pasado año. Bueno, contento. Sigo hacia Cap de Barvería pero el estómago sigue sin estar fino, incluso sufro alguna arcada cuando intento beber isotónico, así que nada, agua y a seguir, ya se calmará. Empiezo a temer que sea el efecto de mezclar gel con un café caliente. Pasando por el vertedero me meto para adentro un buen trago de gel. No pasan ni dos minutos que tengo que sacarlo fuera. Vómitos espamódicos incontrolados que me dejan preocupado. Aún así sigo en carrera y a buen ritmo, pero ya algo más cansado. Paso por Cap de Barvería en el puesto 33, en 1 hora y 36 minutos. Allí paro, cojo un plátano y una barrita y no recargo agua ni isotónico, apenas he gastado.
Voy andando mientras me meto como puedo el plátano y la barrita. A ver si así se me aplaca el estómago. Y vuelvo a correr dirección a Mitjorn. Pero sigo notando mal el estómago y lo que he comido sale afuera. Pastilla de sal e isotónico y agua que ahora parece que me entran mejor. A ver si ya he echado lo que me molestaba y podemos seguir bien.
Pero al llegar a las pasarelas de las playas de Mitjorn e intentar correr veo que voy vacío y que no puedo más que andar a un ritmo triste. En la larga distancia aprendes que hay momentos de todo y que hay que saber gestionarlo así que mente en blanco y a trotar lo que se pueda. Cacos obligados hasta el avituallamiento del kilómetro 32. Y no queda ná!!!!!.

Al llegar al avituallamiento veo a mi señora y a mis dos hijas. Recompongo la figura e intento sonreír, no me gusta que lo pasen mal. Además, iba sobre el horario previsto a pesar de haber perdido en este tramo 14 posiciones. Llego en 3 horas y 45 minutos, más o menos según lo previsto pero habiendo perdido mucho tiempo del que había ganado en los dos puntos anteriores de control.


Relleno las reservas de agua e isotónico pero no soy capaz de comer nada. Pero mi mujer, esta vez, no se da cuenta y reemprendo la marcha con la subida hacia La Mola.

Subo vacío del todo y angustiado ya que, cada vez que intento tomar mi mezcla me pega una arcada y desisto. Pero el isotónico entra bien por lo que decido que, hasta que no me encuentre mejor, prefiero dejarlo estar y tirar lo que se pueda a base de bebidas. Me siguen pasando corredores pero esta ya no es mi guerra. Me pongo en modo off y así llego a La Mola.

La mola, kilómetro 42, es un oasis. En este avituallamiento hay prácticamente de todo. Pero, esta vez, mi mujer si comprueba que no pruebo de nada. Me cambio de calcetines y zapatillas, reposo un poco, hablo con ella y entonces le cuento que el estómago no me admite nada, que voy a isotónicos. Se preocupa pero intento sonreir y convencerla de que se me pasará, que es algo pasajero. Cojo un puñado de frutos secos, más para hacer el paripé que para comérmelos y comienzo a andar. Ya llevo 5 horas de carrera y he perdido otras dos posiciones. Me aprieto los frutos secos y medio plátano y espero a llegar a la pista para comenzar a trotar. Esta vez creo que no fueron ni quinientos metros cuando tuve que echar lo ingerido. Bueno, paciencia, isotónico y a seguir. Ya ando más de lo que corro y voy en piloto automático. Hace tiempo que he entrado en reserva y me ha llegado la pájara, el tio del mazo y todos juntos vamos hacia el avituallamiento de Es Caló. Pero no me agrada esta sensación y me preocupa sortear las subidas y bajadas de torrentes con este espíritu. Pensamientos positivos y al lío. Chupito de geles y aminoácidos que no pasan de la boca. En algún lado he leído que mantenerlos en la boca también hace que te nutras, aunque sea poco, y eso es lo que hago. Mantenerlos en la boca cinco minutos y luego escupirlos.

Y llego a Es Caló en 6 horas y 52 minutos y habiendo perdido otras 6 posiciones, sin poder correr ni en la calzada romana, cuesta abajo, ya que voy un poco "grogui" y temo tropezarme con las piedras. Soy torpe de natural pero en estas condiciones aún más. Incluso tengo frío. Curioso verme con los manguitos cuando me pasan corredores espigados en tirantes. Con lo caluroso que soy de normal.

Allí están mis chicas. Mi mujer preocupada. Mi cara debía ser un poema. Pero seguimos en carrera y en el kilómetro 53. He pensado varias veces en retirarme, algo muy poco habitual en mí, pero es que no tengo ni ánimo para afrontar lo que me queda. Son "sólo" unos veinte kilómetros pero muy duros por roca y arena. Conozco bien el recorrido y, en condiciones normales, me cuesta sortear esta parte final. Y esta vez va a ser incluso peor. Voy tan en piloto automático que me pierdo varias veces en una zona en la que es casi imposible hacerlo. Imagino que iré arrastrando las piernas porque me tropiezo con todo. Es mi peor momento. Incluso me asusto cuando, andando, reparo en que tengo a un metro escaso un acantilado y que me dirigía hacia él apartándome del recorrido.

Poco a poco voy divisando el faro de Punta Prima. Me animo y empiezo a trotar, sé que allí están mis chicas y mi mujer, preocupada. Parece que el tema de llevar los geles en la boca me ha dado un poco de punch así que intento mantenerlo hasta el avituallamiento. Llego en poco más de 8 horas y no me ha pasado ni he pasado a nadie. Allí fotos con mis hijas, repongo líquidos y a afrontar la parte final.
Corro lo que puedo pero ya sé que voy a llegar. Cueste lo que cueste. Buen entreno para la cabeza porque llevo más de 6 horas en "modo ahorro" y las dos últimas en "reserva". Y, aún así, sigo en carrera.

LLego a las playas de Llevant y ando, muy lento pero contento.
A mal tiempo...
Poco después del control y giro se me une otro corredor y vamos hablando mientras andamos. Ya no tengo más, así que andando hasta meta. Él se extraña porque, mientras hablamos, no soy capaz de mantener las distancias. Voy haciendo eses. Medio borracho. Llevo ya diez horas en carrera alimentándome casi exclusivamente de isotónicos. No llevo más y creo que, si la carrera hubiese tenido otros diez kilómetros, no hubiese llegado.

Se marcha trotando mientras me pasan otros corredores. Yo a lo mio. Llegando a la meta recompongo un poco la figura e intento trotar. Me uno a mis hijas mientras la pequeña me dice que he tardado "un montón". Ya lo sé, hija, pero ya he llegado. Contento tras 10:07:23 y en la posición 60. No está mal a pesar de todo.
Al llegar intento beber una cerveza, que me sienta fatal y comer algo que, parece, ahora se queda conmigo. Pero poco a poco voy teniendo muchísimo frío y le digo a mi mujer que quiero irme al aparamento. En el camino al coche me tiene que poner su chaqueta mientras me tiembla todo el cuerpo. Mis hijas se asustan de ver así a su padre, poniendo la calefacción del coche a tope y tiritando de frío. Al llegar al apartamento ducha caliente y a la cama con dos mantas y seguía con el tembleque. Mi cuerpo se estaba defendiendo y tenía fiebre.

Pero al día siguiente el sol volvió a salir. Un nuevo aprendizaje.

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