miércoles, 18 de julio de 2018

Ibiza Half Triatlón 2017. Crónicas del Pueblo.

Ibiza Half triatlón 2017.

La cabra tira al monte. Y como a la cabra, a mí cada vez me resulta más apetecible el monte que la carretera.
Corriendo porque el asfalto he podido comprobar que me carga cada vez más la cadera y los isquiotibiales. Debe ser la edad. Pero he comprobado que en trail puedo hacer más horas sin resentirme muscular ni articularmente. Además de que si paras de correr y andas, bien por la pendiente o bien porque no hay más, no pasas vergüenza.
Y en bicicleta porque cada vez paso más miedo cuando salgo a la carretera. Es de locos. Nadie respeta a los ciclistas, te pasan rozando y giran sin tenerte en cuenta. Y no te quejes porque te llaman de todo. Molestamos, está claro, cada vez a más conductores. Y en temporada turística ya es una ruleta, con conductores borrachos, drogados, cansados, cabreados... Y con conductores italianos!. No entiendo como hay tantos y tan buenos ciclistas italianos, deben entrenar en pista o en velódromos. O tal vez son tan buenos a fuerza de escapar de los conductores. Por eso prefiero la MTB, por caminos o senderos también te puede pasar, pero es menos probable y la velocidad es otra. Y si me caigo (que torpe soy un rato) me caigo yo sólo y por mi culpa.
Por eso, la temporada 2017 de triatlón para mí acabó prácticamente cuando acabé el Ironcat en Mayo. A partir de ahí me tiré al monte para entrenar, y no voví a hacerlo en carretera con mi cabrilla hasta el mes de Octubre, que ya está menos congestionado el tráfico. Poco márgen me dejaba eso, pero era preferible. Además, estaba preparando la Ultra Trail de Ibiza de Diciembre, mi segundo gran objetivo de la temporada, y la carrera a pie era de todo menos rápida.
Por eso no tenía demasiadas espectativas en la prueba, que corrí porque me gusta y porque es en casa. Pero descarté inscribirme en la prueba de Larga Distancia como lo venía haciendo estos años. El Half era suficiente para mí, además de que los recorridos de bicicleta y carrera a pié eran duros. Y yo lo sabía.
También, y esto que no salga de aquí, me apunté al Half porque el pasado año, 2016 participé en el LD, y con mi calidad, cuando llegúe a la zona de recuperación post meta ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ SE HABÍA ACABADO LA CERVEZA!!!!!!!!!. Eso fue un palo muy gordo añadido a que había hecho una hora más que en 2015. Me fijé y, en el Half, hasta los trimindundis como yo, habían bebido y comido lo que les había apetecido. Eso no podía pasar, así que de cabeza al HALF.
Esto de escribir la crónica casi un año después no me puede volver a pasar. Recuerdo poco ya de aquella carrera. Y si hago esto es para recordar todas mis "hazañas" deportivas.
Lo que si recuerdo es que me gusta este triatlón porque me pilla a 5 minutos de casa. Esto hace que salga con el tiempo justo y aún así me sobre lo suficiente para departir con los amiguetes. Me sigue resultando curioso el ambiente tenso que se respira, incluso entre los que no nos jugamos nada. Debe ser mi mentalidad, pero me lo tomo como mi día, para disfrutar haciendo lo que me gusta sin llevar el teléfono encima, con carreteras cortadas al tráfico, y corriendo por el centro de Ibiza y su paseo marítimo. Una gozada, en resumen. Y si gozo, no paso nervios. Con mis casi 50 años es algo que ya no va a cambiar, y que lleva conmigo desde que empecé en esto. Es una suerte porque me permite dormir a pierna suelta la noche anterior y desayunar bien, quizás mucho, tal vez demasiado...
El objetivo era bajar de 5 horas y media. Lo veía posible por las sensaciones en los entrenamientos. No estaba para tirar cohetes pero se podía hacer.
La natación de esta competición es todo un lujo, saliendo desde la playa de Figueretas y rodeando en sentido de las agujas del reloja la isla de las Ratas. Mal nombre para una isla que tiene alrededor unos fondos de posidonia preciosos. Es mi lugar de entrenamiento preferido porque, lo dicho, voy y vuelvo andando desde casa en cinco minutos. Conozco perfectamente sus corrientes y por dónde pasar entre las praderas de posidonia. Veo que han alejado aún más que el año pasado las boyas de la isla, imagino que es por seguridad porque hay un poco de mar de fondo y cerca de la isla hay rocas casi en superficie. Pero este año sólo doy una vuelta aunque imagino (y estaría en lo cierto) que van a salir sobre 2200 metros. Por mi perfecto, es mi sector.

Salgo a la derecha, sólo prácticamente y sin ningún golpe. Sé que la corriente en este primer tramo nos sacará a todos por la izquierda del trazado, así que voy en línea recta al borde de la isla y a mitad de recorrido rectifico. Pocos nadadores al lado. Un lujo aunque haga unos metros de más. No he nadado mucho este año pero voy entero y estirando cada brazada. Al llegar a la izquierda de la isla veo que tengo que rectificar bastante para ir hacia la primera boya. Allí ya encuentor el primer mogollón, así que calma, braza, y una vez pasada la boya a revientamotor hacia la siguiente.
Voy pasando nadadores porque suelo comenzar lento. Visualizo la siguiente boya y veo que también la han alejado considerablemente, pero prefiero ir un poco a resguardo de la isla y me separo algo del grupo. Me siguen dos nadadores y juntos hacemos una trayectoria curva hacia la siguiente boya. Otra vez algunos metros de más, pero menos lucha contra la corriente y contra el resto de los molinillos en que nos convertimos en el agua. Mucha deportividad y hasta fraternidad hay en este deporte, si, pero una vez salimos del agua. Con el gorro y las gafas "sálvese quién pueda". Debe ser el anonimato que proporciona el neopreno, gorro gafas y el mar...
Sigo suave y llegamos a la segunda boya. Esta vez sin casi nadie y sin agobios. De ahí a la tercera es a favor de corriente, un lujo. Bordeo la última y hacia la playa. Tengo mis referencias en tierra bien estudiadas, así que saco la cabeza cada cinco brazadas para ver que no me he desviado mucho y aprieto un poco para dejar atrás mis habituales "rémoras". Da resultado y, casi al llegar a la playa, contacto con otro grupo numeroso.
Salgo en 34:09 y en el puesto 54 de 190. Bien, en mi línea, en el primer tercio.
Con tranquilidad me quito el neopreno sin mangas mientras corro hacia la zona de transición.


Me gusta recibir el calor y los ánimos de los míos. Esto de correr en casa es totalmente recomendable. Cojo mi cabrilla y en poco más de tres minutos nos plantamos fuera de la T1.
Suave, suave, y me pasan muchos triatletas como sputniks...
Conozco también el recorrido y sé que pica para arriba en el comienzo, y no estoy yo para quemar las naves nada más empezar. Subo al ritmo que sé que me conviene y comprobando cómo, cuando nadie nos ve, eso de respetar el dráfting como que no. Me pasan "grupillos" aprovechando que los jueces deben estar con los del camponato de España de LD. Bueno, yo a lo mío, ejerciendo de cicerone y avisando a los de atrás "Cuidado, socavón aquí", "cuidado, esta curva luego se cierra y tiene arenilla en la parte interior". Así acabo la priemar avuelta, la larga, en el tiempo estimado. En la segunda ya aprieto un poco los dientes y, como en años anteriores, voy pasando auténticos cadáveres. ¿Qué se pensaban?. ¿Que Ibiza era plana?.

Recupero bastantes posiciones y llego a la T2 muy entero en la posición 62 (sólo perdí 8 posiciones en la bici) con un tiempo de 2 horas y 44 minutos. Bastante bien teniendo en cuenta el perfil y las pocas horas de bici de carretera que llevo.


Mal se nos tiene que dar para no acabar por debajo de cinco horas y media. Comienzo la carrera a pie muy suave también, sabiendo que en cada vuelta hemos de subir por dentro de la muralla de Dalt Vila. Y eso se hace durillo.

Así que me dirijo al paseo marítimo a paso de trail, saludando amigos y parando en los avituallamientos. En el primero de ellos me equivoco de dirección y un voluntario me lo advierte, así que giro de repente y me agacho por debajo de las cintas. En ese momento me pega mi habitual viaje en el isquio derecho. Es mi cruz, pero sé que estiro y que al rato puedo volver a correr. Desconozco por qué me pasa, quizás es que ya me lo voy esperando y no quiere hacerme quedal mal. Pero quedar mal es, precisamente, lo que estoy haciendo. No llevo ni dos kilómetros, estoy en Vara de Rey donde se mezclan los que me conocen y han venido a ver la carrera, los que me conocen y están en el avituallamiento, y los que me conocen y pasaban por esa plaza que en día festivo es nuestra "plaza del pueblo". Cuando oyes "ya te has cansado?". "pero corre, hombre, corre, que te van a pasar todos" ni miras quién te lo dice e intentas caminar suave hasta que puedes volver a correr. Y eso si, con una sonrisa en los labios. "Dientes que es lo que les jode".
Justo al acabar la plaza puedo volver a correr y ya no dejaré de hacerlo hasta meta. Voy bien, a mi ritmo, que no es muy rápido a estas alturas de carrera y de temporada. Acabo la primera vuelta bastante bien y encaro la segunda.


Más de lo mismo, quizás un poco inferior el ritmo, pero disfrutando cada metro. La última subida a la muralla ya la hago andando, pero finalmente acabo muy entero los 20 kilómetros en una hora y cincuenta y tres minutos.
Total 5 horas y 18 minutos. Puesto 84 de 190, bastante bien para un abuelete como yoObjetivo cumplido.
En meta me esperan mis dos hijas. Ellas son las que me ponen la medalla. Y mi dona que es la que inmortaliza el momento. No se puede pedir más. Como siempre, se está convirtiendo ya en una costumbre, le doy las gracias a mi señora. Gracias por permitirme seguir disfrutando de esta locura y por cubrir los huecos que dejo en casa cada vez que salgo a entrenar. Y porque sé que sufre cuando tardo más de la cuenta y hasta cuando no tardo. Ya he tenido importantes accidentes en bici y corriendo, con una clavícula partida y muchas heridas de guerra. Ella lo sabe y yo lo sé. Pero me permite seguir en el mundillo porque sabe que disfruto cada minuto que entreno y hasta cuando participo en competiciones (sigo diciendo que no compito aunque mi fuero interno sabe que, en muchas ocasiones, no es así...)



Además veo por primera vez desde hace mucho tiempo a Eusebio. Un buen amigo y triatleta que lleva bastante tiempo alejado del mundillo por un grave accidente de moto que tuvo. Le saludo y me dice que en poco estará otra vez dando guerra. Otra alegría pal cuerpo.















Ahora corriendo. Ahora sí rápido. A la zona de recuperación. Sí, queda cerveza, mucha cerveza. Me pongo tibio sentado en un taburete mientras veo llegar a amigos y pasar a los de la larga.
Poco después empieza a llover. Un chaparrón monumental, así que marcho a buscar a mi familia y para casa.

Uno más a la saca. Ahora a preparar como se merece la Ultra Trail de Ibiza del 2 de Diciembre. Van a ser 86 kilómetros subiendo todo lo subible desde San Antonio a Ibiza y conozco buena parte del recorrido. No va a ser fácil. Pero quizás eso es lo que me motiva...

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