miércoles, 13 de febrero de 2013

CRÓNICA TRIATLÓN DOBLE OLÍMPICO IRONTRIMALLORCA 2011.

Tras varios duatlones y triatlones en mi isla y en Formentera, y alguna que otra carrera a pie y travesías, ahora algo mejor entrenado, me presento en Cala Millor, Mallorca, a disfrutar el IRONTRIMALLORCA el pasado 19 de junio. Justo un año después de comprarme la flaca y empezar con esto. El principal problema es que no había podido correr casi nada el último mes por un accidente de MTB que tuve cuando disputaba un duatlón cross y por picaduras de medusas en el pie derecho cuando hice la travesía de Formentera. Pero bueno, fondo tengo y si acabo la bici, llego aunque sea andando los 20 kilómetros.
Aproveché para ir a Mallorca de vacaciones una semanita con la familia. Bastante me permiten con los entrenos para que no disfrute esos días con ellos. Llegamos el miércoles previo. Un apartamento en primera línea, con vistas privilegiadas al mar, justo en la zona y al lado de donde comenzaba la competición. Una gozada. Un lugar precioso y muy tranquilo que recomiendo a quien no lo conozca. Cala Millor.
El jueves madrugo y pruebo el circuíto de bici. Total 40 kilómetros a los que daremos dos vueltas. Bueno, un poco rompepiernas por continúas bajadas y subidas. Poco tiempo acoplado ya que todo son cruces y cambios de ritmo por curvas cerradas constantes. El coll des vidriers, puerto al que subiremos cuatro veces, dos en cada vuelta por cada uno de sus lados; no muy duro y corto, si no fuera por el mal estado del asfalto en esa zona por lo que no se puede arriesgar en las curvas. Además está rodeado de pinos y hay muchas ramitas de pino, de esas puntiagudas, en el asfalto, lo que lo hace resbaladizo si no vas por el carril. En resumen, no muy duro pero difícil hacer buena media porque será difícil coger un buen ritmo. Resto del día con la familia que para eso estamos de vacaciones.
El viernes hago lo mismo con el circuito a pie. 6,7 kilómetros a los que daremos 3 vueltas. Ahí viene lo jodido. 3 kilómetros planos por el paseo marítimo pero desprotegidos de toda sombra. Teniendo en cuenta que correremos entre las 12 y las 14 horas va a ser duro. Pero lo peor viene luego. Zona de tierra, arena y piedrecillas sueltas, con subida de duras rampas al castell de Sa Punta de N´amer. Bajada dura que castigará los cuádriceps, también por terreno inestable y así durante 3 kilómetros, 1,5 de subida y 1,5 de bajada. Va a ser duro. Paso calor a pesar de haber madrugado y correr a las 8 de la mañana. Extrañamente tengo buenas sensaciones en las piernas corriendo. Pero en la subida sufro demasiado y constato que no tengo demasiada fuerza para ese trazado tan exigente. Consigo hacerlos a una media de 4:50 min/km. Ya será mas el día de la prueba, pero como test ha estado bien. Un problema añadido es que, últimamente, he sufrido demasiados calambres cuando hago tiradas largas de bici y transición a carrera. Puede ser problema de sales ya que me pasa con el calor. Bueno, ya veremos que pasa.
A mediodía y con la familia en la playa, aprovecho y hago unos 20 minutillos en el mar. Qué gozada!!!. Una balsa-piscina. Transparente y sin demasiada corriente. Sin medusas. Preveo un buen sector de natación ya que me encuentro fuerte aunque haya descuidado esta faceta. Es el peaje que hay que pagar por combinar tres deportes. En el que vas fuerte has de sacrificarlo para dedicar tiempo a los otros. He nadado poco este año y pocas series, comparado con lo que solía hacer. De fondo voy bien, pero no tengo apenas velocidad y eso lo noto. Además tengo bastante menos grasa corporal y, aunque parezca mentira, eso también lo noto. Las piernas, más musculadas que antes, me pesan más y me cuesta mantener una buena posición nadando. El neopreno ayuda, pero cuando me lo quito sufro.
El viernes por la noche me acerco a Palma a recoger a tres amigos que vienen de Ibiza, cargamos sus bicis y les dejo en su hotel. Ya se palpa el ambiente. A disfrutar. El sábado a recoger la bolsa del corredor, a dar un paseo en pony con las niñas, a las reuniones técnicas y a dejar la bici en boxes. Este es un momento que odio. No me gusta dejar a mi flaca toda la noche sola. Además sufro al ver los makinones que lleva la gente y siempre me infravaloro a mi y a mi cabrilla. Mucho dinero invertido veo, pero lo importante son las piernas y el motor. Así que sin prejuicios dejo a mi montura preparada para el dia siguiente. Hace poco la he calzado con ruedas de carbono de perfil 50 de la marca Progress y eso le da un aspecto algo más “pofesional”. Pero sigue siendo mi cabrilla de 600 euros (bueno, con las ruedas que son de segunda mano y me han costado 300; 900 euros totales de montura). La que ha pasado Argons, Cervelos y Felts.
Y bueno, mi Murphy particular. El sábado se levanta una ventolera de aupa y el mar empieza a encresparse. La previsión para el domingo no es nada halagüeña. Vientos fuertes y marejada. Además el viento pega de noreste, justo hacia donde está orientada la Cala. Malas previsiones, y es que no sé competir en buenas condiciones, no creo que llegue a tener esa suerte algún día. Además compruebo que la pendiente de la cala es muy pequeña. Más de 100 metros saltando olas con el agua por medio de los muslos no me apetecen. A mi me gusta nadar y no correr por encima de las olas. Me revienta literalmente hablando. Veo que pierdo algo de la ventaja que me da el agua ya que soy pesado y no salto demasiado. Arrastro las piernas por el agua. Además son dos vueltas de kilómetro y medio. Por lo que hay que salir a la playa andando y volver a entrar. Eso no es nadar, no me gusta ni me beneficia. Pero bueno, nadie dijo que fuera fácil.
En vista de las circunstancias bajo las previsiones. Mi idea era hacer la natación en 45-48 minutos, la bici en 2 horas 45 minutos y la carrera a pie en 2 horas. Total unas 5 horas 40 minutos con transiciones. Pero el mar está muy picada y la bici tiene muchas zonas en las que el viento pega de lado y de frente. Cambio de previsiones. 50 minutos nadando, 3 horas de bici y mis 2 horitas corriendo. Total, que con bajar de 6 horas voy dao.
Soy bastante tranquilo y duermo como un tronco hasta en las noches previas a una carrera. Eso no es problema para mi. Me levanto a las 5 (la carrera empieza a las 8:30) y veo con tristeza que el panorama no es bueno. Olas importantes, mucho mar de fondo y corriente en contra en el tramo hasta la primera boya, corriente lateral en el segundo tramo y ligeramente lateral en el tercero. Lo bueno es que las condiciones son las mismas para todos. Mucho viento y buenas rachas. Bueno, es el mismo día que a Amparo casi le suspenden su travesía por esas condiciones así que ella entenderá la mar y el día que hizo. No pudieron salir ni los kayaks, así que poco apoyo íbamos a tener en el agua. Valor y al toro. Con acabar vamos sobraos.
Llego a las 7 a boxes y preparo los últimos retoques a mi flaca. Le pongo el Aerodrink y las botellas. El recambio del tubular y las herramientas. Iré algo más pesado pero no quiero retirarme por un pinchazo o avería. Sólo quiero acabar y puedo sacrificar algo de peso por ellos. Saludos a los amiguetes, todos con la misma cara de circunstancias. Visita de última hora al aserradero, neopreno corto y a probar el agua. No iba a ser fácil, no, estaba encabritada.
NATACIÓN 3 KILÓMETROS:
A las 8:35 dan la salida. Salgo, cosa extraña, de los últimos. Con mis últimas previsiones me he quitado presión y la salida me sorprende hablando con amigos en la zona posterior del cajón de salida. Intento hacerme sitio pero voy andando prácticamente los 100 primeros metros de agua. Buscando sitio ya que nos habíamos abierto bastante. Los pies que quería coger ya están nadando cuando yo aún ni me lo propongo. Paciencia. Hago un par de delfines y a nadar. Una ola me pilla de medio lado a mí y a otros dos competidores y nos da la vuelta como si fuéramos canoas. Me veo mirando al cielo y me parto el pecho literalmente. Risa nerviosa. Media vuelta y a nadar, hay que hacer cambio de rumbo y luego corregir, que si no no salimos de esta zona. Cuando puedo nadar aprieto y voy pasando gente, mucha gente. Eso anima y veo que se puede nadar, después de todo. Mal, pero se nada. En la primera boya hay de todo, toques, golpes y gritos. Miro el reloj y voy por 8 minutos. Bien, macho, bien. Ahora a nadar hasta la otra boya. La corriente y el viento te hacen rectificar constantemente el rumbo ya que te tiran hacia la costa. Una competidora me pega varios manotazos. Me acuerdo de una frase de mi hermano “que el mar es muy grande joder”, paro y le paso a su izquierda. Ahora adelanto sin problemas y se pone a pies. Noto que me toca cada dos o tres brazadas. Bueno, habrá que hacer de trenecito. Trago demasiada agua. He de aprender a respirar por la derecha. Sólo lo hago por la izquierda y de ahí viene el viento y las olas. Llegamos a la boya. Ahora menos congestión. Miro atrás y veo unas cuatro o cinco cabezas a cola. Ya estamos otra vez. Eso me pasa por salir lento y apretar. Que vas recogiendo gente. Tengo que entrenar las salidas en playa para ponerme con mi grupo y que no me pase esto. Me gustaría que me llevaran a mí como me pasó en Formentera. Aprieto en la recta hasta la playa pero me siguen. No logro hacer la brazada bien cuando quedan unos 100 metros. Mucha resaca, olas de medio lado y toco constantemente el suelo. Pie a tierra. No me gusta nada esta sensación. La sangre está en el tren superior. Y ahora el inferior no va. Descompensas hasta la respiración y se sufre mucho. Una ola me desequilibra y caigo de frente. Me ha pegado un buen cachete por la espalda. Me preguntan si estoy bien, digo que no hay problema y a la boya de tierra. Ahí vino mi primera alegría. Cuando comenzó la prueba dejé a mis tres princesas durmiendo, ya que era muy pronto para las pequeñas, sobre todo para la bebé. Pero en la primera vuelta por la boya oigo “Papi, papi”. Mi mujer y mi hija mayor ya están allí animando y haciendo fotos. Golpe de energía y de adrenalina (y la piel de gallina). Miro el reloj y veo 23 minutos. Voy bien a este ritmo, cómodo (dentro de las circunstancias), y ya no pillo al grupo con el que quería y debería haber ido, así que ahora a dejar que tiren un poco de mí. Vuelvo a entrar andando al agua, sin prisas e intentando recomponer la respiración. Sigue siendo difícil comenzar a nadar, pero ahora sé que no puedo hacerlo mirando a la boya, sino perpendicular a ésta y, cuando pueda nadar, hacer el cambio de dirección. Extrañamente debo ser el único que ha pensado eso. Veo que el grupo en el que iba se marcha por mi izquierda y sufren con las olas. Ahora tira del grupo un nadador con bastante buen estilo. Hago la perpendicular y rectifico el rumbo, contactando con ellos. Algunos metros de más pero he sufrido menos. Llego a la boya tercero del grupo y cómodo. El ritmo es algo inferior al de la vuelta anterior pero me acomodo y disfruto, en la medida de lo posible, reservando fuerzas. En esa posición llegamos al final de la natación. 47 minutos y treinta y pico segundos, pero ahora hay que correr hasta la zona de boxes. Carrerita por la arena de la playa, con lo que a mi me gusta eso… Llego a las duchas y ahí me quito la parte superior del neopreno, remojándome bien y quitando el salitre. Me pasan varios corredores. Yo a lo mío. Voy a boxes y paso por el control del chip. Total 48:33 de natación en el control de chip. Bueno, bien, puesto 22. No demasiado contento pero, en vista de las circunstancias, me conformo. Mi referencia llegó un minuto y medio antes, así que no ha estado tan mal, todos hemos hecho peor tiempo del esperado, pero esto no es una piscina, no. En la transición calma, bebo isotónico, me quito el neopreno, me limpio los pies, me los seco, me calzo las zapatillas de la bici y a la guerra. Transición lenta, pero incluso vi gente poniéndose lentillas, así que no está tan mal. Además, ahí están mis chicas. Mi mujer me grita que voy genial. Ha visto salir a pocos del agua antes que a mí. Cojo a mi cabrilla y nos dirigimos a encarar las primeras rampas.
BICI, 80 KILÓMETROS:
Al principio mucha cadencia. Voy fresco, es lo bueno que tiene haber reservado en la natación. En las primeras rampas paso una Argon con un tío con casco aero. Eso da fuerzas y ánimo. Vamos cabrilla, dale cera. En cuanto veo un microllano pongo plato y me acoplo. El viento es fuerte de lado y molesta bastante. Pero voy bien. Llego al puerto y subo con facilidad, pasando a dos compañeros que iban atrancados. Veo que llevan el plato puesto. No lo entiendo. Con cadencia se sube bien, no hace falta ir así, pero cada cual se conoce y sabe lo que hace. O eso imagino. Como y bebo lo que puedo, lo que tenía previsto se queda en eso, en previsiones. Bajo el puerto con cuidado y me pasan los dos que pasé subiendo. Van como motos. Ahora viene una zona ligeramente ascendente pero en la que se puede ir acoplado, y casi a favor de viento. Subo a 30 km/h, una gozada. Pero aún así me pasan las cabras que pasé al principio. Giro en el km 20 y ahora cara al viento. Se hace duro. Y ahora las cosas se ponen en su sitio, me pasan unos cuantos y paso a uno. Y es que soy poco aerodinámico. Vuelta a subir el puerto por el otro lado, bajada con cuidado y al primer giro. Allí está mi mujer y mis niñas, golpe de adrenalina, piel de gallina y vuelta a comenzar. Otra vuelta de más de lo mismo. Salvo por el detalle que, llegando al Puerto, me entra una indisposición enorme. Pienso que, en cuanto corone, me bajo y aprieto en un lateral de la carretera, entre los pinos. Total, un pino más nadie lo va a notar. Y es abono. Pero al llegar a cima hay gente animando. Vaya. En una curva bajando me paro y me meto entre pinos. Cojo uno de los dos kleenex que me he echado (uno es pijo para esto) y evacúo. Saco leña, vaya. Ahora más agustito me vuelvo a subir a la bici. Luego, revisando los datos del Garmin, veo que esta “gestión” me llevó casi 3 minutos. Justo lo que perdí en la segunda vuelta en relación a la primera. He oído como pasaban bicis, aunque no sé en qué dirección. Me da igual, palante y aprieta los dientes. Más de lo mismo, saludos y ánimo con los amigos que te cruzas (y que cada vez son más). Llego así a la segunda transición en 2:33:17 (a 31,3 km/h de media). Genial. Voy bien y muy entero.
CARRERA, 20 KM (20,4 según el Garmin):
Ánimos de mis chicas y pienso para mi “esto ya está echo, llego aunque sea a gatas”. Eso dá ánimos. Dejo la bici y me dirijo a por la bolsa de running. Cojo los dos geles, me calzo las zapatillas, gorra, algo de crema protectora (las transiciones me las tomo con calma, si) y a la carga. Salgo el primer kilómetro a 4:45. Demasiado rápido, así que reduzco a 5, que aún queda mucho. Las sensaciones, las habituales, piernas como troncos. Y calor, mucho calor. Hay avituallamientos cada 2 kilómetros, con agua fresquita, así que genial. Un 10 por la organización, en todo, el año que viene repito, seguro. Llego al primer avituallamiento muy fresco, bebo y arranco otra vez. Al saltar un bordillo siento una rampa en el isquio de la pierna derecha. Joer, ya estamos. Estiro y vuelvo a correr poco a poco. Pero voy sintiendo amagos en casi todos los músculos de las piernas. Eso me hace ir lento, demasiado lento. Pero hay que acabar. Refresco las piernas con agua, golpeo todo lo que puedo los músculos con el puño(algún alemán, por el paseo marítimo, me miraba con extrañeza) y a por la subida al castillo. Vaya a quien se le ocurriera el recorrido ese. Seguro que más de uno nos acordamos generosamente de él. Duro, duro y mucho calor. En una rampa fuerte me pega otra idem en el isquio derecho. Paro y veo que el izquierdo está igual, así que estiro y, cuando puedo, subo andando esa rampa. Al coronar, pruebo a correr y veo que puedo. Decido que en la segunda rampa, la que da al castillo, volveré a andar. Así lo hago. Hay un avituallamiento justo en ese punto, así que aprovecho para refrescarme bien y echar agua fria a los isquios y a los cuádriceps, que ya empezaban a tener envidia. Vuelvo a correr y las molestias van desapareciendo en la bajada. Llego a la primera vuelta entero de respiración pero con cuidado por los calambres. Choco la mano de mi hija mayor, congojos otra vez, esto no se paga con nada, y vuelta. Ya sólo quedan dos. Esta vuelta la hago lenta, pero segura. Noto que las molestias se van disipando. Me tomo un gel que contiene mucho sodio, por si las moscas. Ando y bebo en todos los avituallamientos. Incluso en el del castillo, en la segunda vuelta, me paro y bebo tranquilo un vaso de Aquarius. Al bajar, otra vez tengo que derivar el rumbo. Otra visita al aserradero y utilizo el último kleenex que me queda. Me guardo el envase de plástico en que los llevaba, así de limpios somos los de mi pueblo, y otra vez a la carga. Me anima pasar gente, que veo que va peor incluso que yo. Nos animamos aunque no nos conozcamos. Es lo grande de este deporte. Que no te mosqueas porque te pasen, das ánimo y tu vas a lo tuyo, a tu carrera y a tu guerra personal contigo mismo y con tu cuerpo. Son más de cinco horas de diálogo y lucha de tu cuerpo con tu mente. Te da tiempo para pensar en todo y es una circunstancia inenarrable que sólo sabemos los que lo hemos vivido. Ya estoy llegando. Sé que estarán mis chicas esperándome (un 10 por ellas por aguantar todo este tiempo y seguir animando). Contagian alegría. Me pasa un amigo que dice que le siga, que ya queda poco. Le digo que no, que siga, que yo tengo que disfrutar la tarde con la familia y al día siguiente tengo visita a Marineland. Casi nada, así que mejor reservar un poco. He decidido que no voy a forzar demasiado para dedicar más tiempo y de mejor calidad a mis chicas, que se lo merecen todo. Un paso más por boxes y ahora te desvían a la zona de llegada que está a unos 200 metros. 200 metros de disfrute, de emoción y de satisfacción por el reto conseguido. Voy en 5 horas y 19 minutos, fenomenal, mejor que la más halagüeña de mis previsiones. Al final encaro la recta de llegada. Busco a mis chicas y las veo al fondo. Cruzo la meta satisfecho y emocionado (mi mujer me diría después que le llamó la atención que tenía toda la piel de gallina, si ella supiera lo que se escondía detrás de esas gafas de sol…). La speaker dice mi nombre y club, aplausos. Mi hija mayor, en brazos de una chica de la organización me pone la medalla de finisher y me da un beso precioso, perfecto. Luego el de mi mujer, sabroso y hermoso, con abrazo-apretón incluído. Oigo de fondo que la speaker dice que así da gusto terminar una prueba, “y tanto”, pienso yo para mi. 1:54 de carrera. No es buen tiempo pero, en las condiciones que lo hice, me conformo.
Total 5:20:10 de sufrimiento-gozo, y toda una vida para recordarlo. 52 de la general. Contentísimo. Éramos 147 inscritos, pero acabamos 102, quitando los equipos, retirados y descalificados. Bastante nivel así que muy contento. Ya no estoy en la última hoja de las clasificaciones. Un año después de empezar con esto estoy en la mitad de la tabla, con gente que lleva muchos años en esto, con entrenadores personales, material de primera y mucho tiempo para entrenar.
Ahora a pensar en el próximo reto. Me aprece que me están liando con hacer el I CAN en Mallorca en Septiembre, antes del Home de Ferro de Ibiza en Octubre. Quiero volver a disfrutar con estas sensaciones todo el tiempo que pueda. Puede que sea la crisis de los 40 (ya tengo 42), pero he descubierto una forma distinta de hacer deporte y de competir y me gusta. Veo que un triatleta aceptable puede ser un nadador, ciclista y corredor mediocre. Puedes nadar peor que los nadadores, pedalear peor que los ciclistas y correr peor que los atletas y, aún así, hacer un digno papel en la combinación de las tres disciplinas. Además, te sientes importante por un día. Creedme que ves cara de todo, pero, las que más abundan son de admiración. No es fácil la larga distancia, pero para un diésel como yo es un buen reto.
Bueno, quien haya llegado hasta aquí, siento el libro. Me dejo muchas cosas en el tintero pero no es posible resumir todas esas sensaciones en poco espacio. Probadlo y me comprenderéis. Ahora vuelta a la carga y a por otro reto. Un abrazo

No hay comentarios:

Publicar un comentario